Hacia el vodevil realista

Vides privades

Vides privades
31/03/2017

Cada vez más, la efectividad teatral de La Brutal depende más del proyecto que tengan sobre la mesa o las inquietudes de quien dirija en cada caso que de una personalidad propia como productora. Su filosofía está, más o menos, definida: trabajan sobre textos de autores contemporáneos o adaptaciones de clásicos con talante realista y un marcado acento urbano. Pero, más allá de esto, lo que nos han ido ofreciendo durante los últimos años ha tenido resultados diversos. En este caso, nos encontramos la actualización de una pieza de Noël Coward que es, en algunos momentos, divertida, en otros apunta temas interesantes pero que, en global, resulta un poco irregular. Lo que, quizás, no tendría que ser más que un vodevil sobre la lucha de sexos y líos de faldas, apoyado sobre un fino humor inglés (y burgués), hace el esfuerzo de coger un tono y un ritmo realistas, buscando una profundidad y un dramatismo que, probablemente, no existían en las intenciones del autor. De este modo, a pesar de dotarla de un envoltorio más dramático, la propuesta no acaba de encontrar la complejidad narrativa de la historia ni las aristas en el diseño de personajes o en los diálogos que necesitaría para funcionar del todo. A pesar de esto y algunas estridencias que se habrían podido ahorrar, hay bastante calidad en las interpretaciones y la puesta en escena para mantener el interés del espectador, entretener durante largos ratos y desprender un cierto carisma. El problema es que, bajo el velo de la seriedad, muchas de las situaciones (propias de la alta comedia) se quedan muy al filo del ridículo y la inverosimilitud, por muy cautivador que sea su nuevo contexto, y esto desluce un poco su correcto conjunto general.

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