En los años 90, Rent supuso toda una revolución en el mundo de los musicales, gracias a su frescura innovadora y una historia que reflejaba los problemas reales y la diversidad social de los jóvenes del momento. De este modo, rompiendo algunos esquemas, influenció a muchos de los musicales que han ido viniendo después y se ha convertido en todo un mito. En este caso, la puesta en escena dirigida por Daniel Anglès consigue transmitir esta energía generacional con una magnífica precisión técnica, especialmente, en cuanto al sonido y la iluminación. Se nota, en este sentido, que el director ha cuidado hasta el más mínimo detalle, consiguiendo como resultado un montaje más que digno que contiene un gran respeto, amor y admiración por el material original. El ambiente urbano de la escenografía es efectivo y vistoso, así como el diseño de vestuario que, realmente, te transporta a aquella época. Por otro lado, el reparto es bastante acertado, en general, pero, entre todos, destacan bastante unos magníficos Júlia Bonjoch (Mimi) y Albert Bolea (Angel), y un carismático Iñaki Mur como protagonista que es toda una revelación dentro del género. En definitiva, se trata de una apuesta satisfactoria que puede gustar a los aficionados y complacer al público nuevo. Una pieza aparentemente alegre que, poco a poco, tiene la capacidad de trasladarte a la parte más oscura de aquellos años, compartiendo con el público una tristeza y emotividad que necesitan, todavía, ser liberadas.
¡Enlace copiado!