Cada vez hay más voces que califican a Rent como uno de los mejores musicales de la historia, o cuanto menos de los más revolucionarios. No sé si estoy de acuerdo con la primera afirmación, pero la segunda creo que es difícil ponerla en entredicho. Rent supuso un cambio de paradigma en Broadway, llevó al mundo del musical una serie de temas que nunca se habían tocado, aportó un tono mucho más rockero y se convirtió claramente en un musical generacional. Hair lo fue en los sesenta, Jesus Christ Superstaren los setenta, y Rent en los noventa. Todo ello aumentado por la leyenda de Jonathan Larson, un compositor que vivió precariamente y que murió muy poco antes del estreno de su gran obra.
A Barcelona, el primer Rent llegó el 1999 en el Teatro Principal, pero se tendrían que esperar 17 años para volverla a ver en la Alianza del Poblenou. Aquella versión, dirigida ya por Daniel Anglès, es la que nos llega ahora al teatro Onyric, pero debidamente mejorada, mejor producida… y traducida al castellano. Una versión que no ha escatimado en nada y que luce de principio a fin. Y lo hace por una gran calidad del sonido, por un trabajo de iluminación igual de cuidadoso y por un reparto que defiende la partitura con solvencia. Es cierto que hay algunos actores a los que se nota que no cantan habitualmente, pero esto no desvirtúa el proyecto ni tampoco crea ninguna estridencia… como a veces acostumbra a pasar.
La segunda parte del musical funciona mucho mejor, pero creo que esto es un problema que ya presenta la obra original. Toda la primera parte se dedica a la presentación de los personajes y de las situaciones, alargándose quizás en exceso y presentando algunos números musicales que no aportan demasiado al conjunto. Después del entreacto, sin embargo, aparecen las mejores canciones y también los giros argumentales más interesantes. Por lo tanto, no os rindáis y aguantad hasta el final. Rent acaba dando lo que se espera de ella… y no creo que -gustos personales aparte- acabe defraudando a nadie.