Supongo que por algunos giros del argumento y por la firme voluntad de la protagonista, mientras veía Llegat me venía a la cabeza aquel Testament que Josep Maria Benet i Jornet escribió ya hace más de 25 años. Pero a parte de algunos puntos de contacto, las dos obras no pueden ser más diferentes en las intenciones, en el tono y sobre todo en la forma. Si Testament tenía un lenguaje y una estructura sólidamente teatrales (a pesar de que al final llegara al cine con la versión de Ventura Pons), Llegat tiene un formato puramente cinematográfico. A ratos parece que se ha adaptado al teatro el guion de lo que tenía que ser una película… Quizás me equivoco, pero el continuo cambio de escenas, de paisajes y de situaciones así nos lo recuerda. Y es que en esta obra subiréis a una furgoneta (de hecho, estamos ante una road movie de manual), visitaréis varios lugares de España (La Alhambra incluida), montaréis en el Dragon Kan y acabaréis junto al mar.
A pesar del ritmo frenético, punteado por una banda sonora también muy cinematográfica, Llegat es una obra intimista a ratos, e incluso más contemplativa o nostálgica de lo que uno puede llegar a imaginar. La relación entre la madre y el hijo, solapada por la poco creíble relación del hijo con un amante esporádico, ocupa la parte más importante del relato y se gana los momentos más emotivos de todo el espectáculo. Sé que la pieza tiene giros o situaciones un poco forzadas, y que incluso los anglicismos o castellanismos que pretenden dar más naturalidad a los diálogos no lo consiguen, pero sea como sea el resultado final desprende magia y consigue que el público se identifique enseguida con alguno de los personajes o en situaciones muy concretas.
Àngels Gonyalons vuelve a demostrar que sigue en plena forma y que ya no hay papel que se le resista. Y no hace falta que sea en un musical, porque esta temporada ha demostrado en The party o en la que ahora nos ocupa que tiene fuerza, experiencia y una gran versatilidad. La acompaña, con igual energía, el actor Pau Oliver, visto a L’alegria que passa, POE el cabaret macabre, Purificats o Swimming Pool, entre otros. Cierra el reparto otro actor de musicales, Marc Pociello. Y es que esta es una obra de texto, concretamente una comedia amarga, pero con una pulsación muy musicalera. Tenemos una play list de las que te da ganas de bailar aunque no quieras, un número con patines, una canción que actúa de leit motiv, etc… Una fiesta completa, que merece la pena vivir.