Fascinante complejidad

La gavina

La gavina
20/10/2024 - Teatre Lliure – Montjuïc

La búsqueda de la propia esencia, el espíritu de superación, el deseo de llegar a superar a alguien o de hacerse un nombre. El aburrimiento, el privilegio, el egocentrismo, la desesperación, la tristeza o la falta de sentido. Hay muchos elementos que hacen que una persona elija un camino u otro, donde centrar sus esfuerzos y sus objetivos. Al final, la individualidad y el orgullo, muchas veces, acaban produciendo finales inesperados.

Es verano y la familia y los amigos que forman esta obra se reúnen en una casa al lado de un lago. Allí se encuentran unas personas no muy contentas con su vida, aunque lo aparenten, que se han conformado con aquello que tienen o creen que pueden tener. Pero la insatisfacción los hacer ser mezquinos e insensibles con el resto la mayoría del tiempo, se aprovechan de los más vulnerables y ponen por delante sus ideas y necesidades sin ver a quien tienen a su lado. Tampoco les importa.

Este texto de Chéjov de 1896 es llevado a un escenario actual por Julio Manrique para explorar y demostrar que la esencia de la complejidad humana es común i trasladable a cualquier época. No se modifica ni un apéndice del orgullo y el egoísmo innato de ser humano, igual que tampoco cambia la necesidad del individuo de ser aceptado y validado por su alrededor.

Fascina la capacidad que tienen Manrique para crear un espacio teatral que sea totalmente audiovisual y cinematográfico. Consigue con el diseño sonoro y la distribución escenográfica crear profundidad de campo de cara al espectador/a, al mismo tiempo que deja vivo el espacio y la experiencia. En este marco perfecto navega el texto de Chéjov que engancha y absorbe al público, en una entrega total para escuchar y saber cada una de las historias que se esconden detrás de cada personaje.

Un reparto espectacular recrea las emociones y la dualidad de pensamiento y sentimiento que expresan sus palabras. Con anhelo y esperanza, pero también con cierta amargura y confusión por el futuro, cada personaje afronta con las herramientas que tiene sus dudas.

De manera orgánica, con una naturalidad y química que parece realmente la construcción a través de una relación de años, los y las intérpretes manejan las reacciones de sus personajes ante los demás con destreza y mucha verdad. Cristina Genebat y David Selvas, hipnotizan y atrapan a la espectadora con su actuación. Desaparecen tras sus personajes y su verdad se convierte en una tristeza compartida al mismo tiempo que solitaria.

Una adaptación que atrae y queda insertada en el recuerdo por mucho tiempo. Una auténtica maravilla fascinante, que se tienen que ver y apreciar cada uno de sus detalles, porqué todos, todos, son realmente importantes.

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