Ambición y sobriedad

Projecte Ingenu: Hamlet

Projecte Ingenu: Hamlet
08/12/2014

Probablemente, Hamlet es la obra más grande del teatro universal. Casi inalcanzable en su totalidad, el resultado de cada nuevo montaje depende mucho de la adaptación que se haga de su texto, tarea, de hecho, nada sencilla. La Companyia Sala Atrium y ProjecteIngenu han optado por una ambiciosa versión de 2 horas y 20 minutos sin entreacto que, sin embargo, compensa su duración con una sobriedad escénica que alcanza momentos de gran belleza. La valentía y el trabajo interpretativo de todo el reparto, formado por actores y actrices muy jóvenes, es verdaderamente encomiable. Especialmente, el actor Raimon Molins en el papel del atormentado príncipe de Dinamarca, que también ha dirigido el espectáculo junto con Marc Chornet, logra un entendimiento más profundo del personaje y los matices e inflexiones más interesantes. El resto de actores resultan bastante solventes, exceptuando ciertos pasajes que, desde dirección, podrían terminar de pulirse. Por otra parte, el austero diseño de escenografía aporta funcionalidad y cierto aire turbio a una atmósfera muy lograda a pesar de que, por momentos, parece que se le quiera sacar demasiado partido cuando según qué cambios son innecesarios. Así pues, en general, el espectáculo se aguanta muy bien, lo cual es una toda una proeza; resuelve escenas complejas con inteligencia (la lucha de espadas, el entierro de Ofelia …) y hace un uso muy acertado de la música y las proyecciones. Sin embargo, se echa en falta una dramaturgia donde se potencie algunos de los temas de la obra por encima de los demás, para dotar a la pieza de una visión más personal. Tal vez, de este modo, se conseguiría reducir también la duración que, por algunos espectadores, puede resultar excesiva.

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