En esta original, extraña e inquietante propuesta, la compañía catalana El Eje une fuerzas con el director y dramaturgo argentino Sergio Boris para hacer un homenaje al fracaso como refugio.
El espacio escénico construye una especie de cueva destartalada llena de objetos acumulados sin un orden ni lógica aparente, al igual que la trama de esta historia, que lejos de avanzar en forma lineal se basa en la acumulación y la repetición para retratar el estado anímico de estos cinco personajes atrapados en un limbo del error.
La antigua escuela de adultos, donde solo queda un alumno, se ha convertido también en taller mecánico. Todo está por reparar, todo está por reformar, todo es un fallo, un error, incluidos los personajes, que vagan sin mayor objetivo que sobrevivir a las circunstancias y las tensiones latentes, evitando enfrentarse al mundo exterior, donde las alternativas no parecen mucho más alentadoras.
Todos los personajes están olvidados, atrapados, fuera de juego y con un cierto espíritu Beckettiano aderezado de grotesco. Las cinco interpretaciones son excelentes y aportan cada cual un punto de vista propio sobre este caos que crece sin dirección clara mientras construye una siniestra atmósfera de euforia y desazón.
En definitiva, una joya singular e improbable en la cartelera de Barcelona que merece la pena descubrir.