Esta pequeña pieza teatral está basada en el cuento homónimo del uruguayo Horacio Quiroga, uno de los primeros grandes maestros del cuento latinoamericano. A pesar de que su producción estaba más centrada en relatos oscuros y en la descripción de una naturaleza siempre amenazante y cruel, en El salvaje hace una narración casi antropológica de un hombre terciario que se ve obligado a sobrevivir en un medio hostil. De hecho, el texto sirve para mostrar la lucha de un individuo que descubre el valor de la colectividad y que pasa de ser un ser muy vulnerable a ser uno de los grandes dominadores de su entorno.
El actor argentino Pablo Finamore hace una gran creación actoral con su personaje, consiguiendo un trabajo de cuerpo y de voz que realmente sorprenden. Durante todo el relato no dejamos nunca de ver el espacio selvàtico que describe ni los otros personajes que van apareciendo. Pero, sea por el que sea, la frialdad del texto no permite que el espectáculo acabe siendo redondo. Falta aquella doble lectura y aquella singular fuerza del Informe para una academia, de Kafka, un texto con el que inevitablemente se acaba haciendo más de una comparación no buscada. Aún así, el trabajo interpretativo bien vale una visita a un espacio tan agradable cómo es el de La Badabadoc.