Per un sí o per un no trata de dos viejas amigas que, a partir de una conversación irrelevante, entran en una batalla sin tregua y se hunden en un juego de posturas irreconciliables.
Esta obra es una de las más representativas de Nathalie Sarraute, autora francesa de origen ruso, proclamada por Jean Paul Sartre como una de las higueras más relevantes de la antinovela. En 1982 deslumbró al mundo con una de sus pocas piezas teatrales, Per un sí o per un no, una obra teatral corta, pero intensa, escrita en un solo acto.
Sinopsis
Dos amigas han quedado para ir al teatro, la amistad de años se encuentra en un punto particularmente tenso. Sus vidas en el mundo en que vivimos no permiten precisamente conversaciones pausadas donde confrontar puntos de vista.
Ya no es el mismo. Ir al teatro parece una buena manera de reencontrarse. Quizás la única.
Cuando llegan a la sala pero, no les quedará más remedio que mirarse cara a cara. Bajo las palabras más simples, bajo los movimientos físicos y psíquicos más sutiles, la tensión crecerá hasta un punto de no retorno. Aflorará con violencia inesperada una rendija abierta de muchos años.
La obra
Per un sí o per un no es la obra más representada de Nathalie Sarraute. Desde su creación en 1986, se han representado más de seiscientas funciones profesionales. Su éxito radica en la escritura tanto de las palabras como los silencios pero también a la proximidad: la comunión derivada de la obra entre los personajes y el público. Poco importa que el ambiente de los personajes sea intelectual, la banalidad de las situaciones escogidas y la emoción retenida nos hablan de cualquier clase social. Así, D.1 y D.2 convierten arquetipos, aunque cada luche por preservar su propia diferencia.
Esta diferencia es justamente la esencia propia que cada personaje intentará defender y proteger de la contaminación de la otra; como si su isla estuviera en peligro, como si su identidad estuviera a punto de ser aniquilada por la otra. En los tiempos que corren, no dejamos de ver cómo se tambalea el diálogo, como la escucha permanece truncada por el miedo a ser rechazado, juzgado y condenado y por la necesidad de tener la razón. Las palabras de Sarraute nos permiten reflejarnos y ver todo lo que no está dicho y visto. El diálogo de los personajes parece cotidiano. Sin embargo, el realismo de la superficie es contrapuesto a una fuerza subterránea que nos permite escuchar mucho más allá de las palabras, escuchar las voces ahogadas, reprimidas y llamativas de la verdad profunda. Y aquí radica otro de los tesoros de la obra.