Money

Felipe Cabezas (Houdini, el arte de la fuga) se aleja de las máscaras y junto a Albert Requena (L’asssassí imprevist), ambos duchos en el lenguaje gestual, se bastan para a través de historias aparentemente inconexas, provocar reflexiones mediante el humor, sobre el dinero, su poder sobre nosotros, cómo suelen sacar lo peor (bueno, a veces lo mejor), cómo hace girar el mundo, que cantaban en Cabaret, aunque a menudo no sea en la mejor dirección.

Tres historias y un lugar donde confluyen, como metáfora de a dónde puede llevarnos confundir un medio, el dinero, con un fin. Hay humor, recurrente, gestual, de réplicas ingeniosas, con buen ritmo para no perdernos en las historias pero tampoco vernos atropellados, y crítica social, no demasiado populista, que se agradece, en el reflejo de banqueros (y bancarios) bien documentada. Pero no se queda en ese aspecto, que sería lo fácil, sino también sobre cómo el dinero nos cambia, modifica nuestros valores, pervierte amistades (y no desvelaremos más). Con mínimos elementos, una mesa, un sofá, muy ligeros cambios de vestuario, transiciones bien marcadas, voilà, pasamos de un mundo a otro, lo que no sería posible sin la versatilidad de Cabezas y Requena, que dan vida a una decena de personajes, desde canallas a pusilánimes, pobres diablos o tiburones.

Sí, el dinero no da la felicidad, pero ayuda, que decía aquel.

Y, al final, ¿es el dinero el culpable de todo? ¿O no es más que un reflejo de lo que somos? ¿O somos lo que somos por el dinero? ¿Cuál es nuestro precio?

Así, por medio, insisto, del humor, a ratos físico, a ratos absurdo, pero nunca exagerado, avanza esta comedia “seria” a buen ritmo sin pretender, creo, pontificar ni lanzar un discurso anticapitalista facilón sino reflexionar sobre la preponderancia del vil metal en nuestra sociedad, mundo, relaciones…

Money es una obra escrita por Sergio López y producida por la Sala Fènix como “El bufón del rey Lear” escrita, dirigida y protagonizada per Felipe Cabezas que vimos hace menos de un año y de la que guardo un grato recuerdo.

La Sala Fènix ha producido espectáculos como “Bruto”, “Neruda”, “Cabaret Victoria” entre otras con Felipe Cabezas al frente ya sea como guionista, autor, dramaturgo, director o intérprete.

En Money, él mismo con Albert Requena presentan esta crítica a la sobrevaloración del dinero, el que todo lo puede, todo lo mata, todo lo destruye.

Es una obra sencilla sin demasiadas pretensiones y, sin hacer una crítica clara del dinero como eje principal que mueve el mundo, consigue en clave de humor evidenciar el poder del capital. El humor tiene mucha fuerza para crear opinión y modificar pensamientos. Y está muy bien logrado.

Dos historias se alternan y se contrastan Una de ellas muestra la excitación y entusiasmo de haber conseguido un dinero no esperado, la otra refleja la desesperación de no tenerlo. Y entremedio escenas cómicas que ridiculizan tanto una como la otra situación. Los dos actores, dirigidos por Jordi Pérez, a pesar de la gran dificultad por el cambio trepidante de personajes, interpretan con precisión los diferentes papeles y se pueden permitir con tranquilidad satirizar muchas de las situaciones que no son tan irreales como nos quieren hacer creer.

Merece la pena apoyar estos proyectos de pequeño formato, con pocos medios pero con mucho talento e imaginación.

Money es una pieza teatral producida por una sala humilde y pequeña—la sala Fénix—pero con un potencial amplio. El texto, escrito por Sergio López y dirigido por Jordi Pérez propone un montaje en el que se ilustra la importancia del dinero y que se ubican en una contemporaneidad muy destacada.

Mediante solamente dos actores—Albert Requena y Felipe Cabezas—esta representación presenta una estructura de múltiples tramas que se desarrollan—en escena—de forma escalonada. Solamente dos actores para interpretar a una decena de personajes, hecho que supone una dificultad que resuelve con éxito el elenco mediante recursos escenográficos como vestuario, luces, sonidos, el uso de mobiliario, el uso del espacio escénico…

Los conflictos que plantea Money son muy interesantes, trepidantes y de naturalezas muy distintas. Desde un atraco a un banco a una pareja de amigos que ganan la lotería: una miscelánea contemporánea que da lugar a momentos cómicos, trágicos, dramáticos… Esa estructura hace que las transiciones sean constantes, y estas historias acaban por relacionarse—aunque de una manera un tanto cuestionable—, finalmente cerrando ese aparente “desorden”.

En síntesis, Money es una propuesta muy interesante y de un interés destacado para la reflexión en una sociedad tan condicionada por el capitalismo y la importancia del dinero. Es cierto que hay algunos aspectos a mejorar, derivados de una producción humilde más que de un mal planteamiento escénico: unas transiciones un tanto descuidadas, poco creíbles, efectos de sonido con un volumen desmesurado… Se trata de una pieza muy interesante por parte de una sala pequeña que tiene un gran mérito: es muy recomendable dar apoyo a este tipo de producciones que—aunque humilde—tienen un potencial destacado.

Cómo dice la canción de Rosalía, «Dios nos libre del dinero«… pero sobre todo que no nos falte. Estas dos premisas contradictorias están implícitas en esta idea teatral de Sergio López, ya que es a partir del dinero (de la ausencia de él o bien de su abundancia) que se crean varias historias paralelas que afectarán a una decena de personajes. No falta una reflexión sobre la importancia desmesurada que damos a las cosas materiales o sobre la poca empatía de los bancos y del sistema capitalista en general, pero Money es sobre todo una comedia ágil y a ratos alocada que tiene como objetivo principal entretener. Y está claro que el objetivo se consigue de sobras, puesto que la complicidad y la buena sintonía actoral entre Felipe Cabezas i Albert Requena funciona desde el primer minuto. Los dos, expertos en teatro gestual y de máscaras, huyen de su registro habitual y se divierten en este ingenio que, según el programa de mano, quiere nutrirse de la herencia de Scorsese, Tarantino o Guy Ritchie. Sinceramente, no he encontrado parecidos con los referentes citados (o cuando menos, no son muy explícitas), a pesar de que entiendo la idea de acercarse a una narración más gamberra, con personajes de vida poco ejemplar (atracadores, vividores, etc.) y algunas secuencias de acción en las que no faltan tiros ni asesinatos…