He mort el pop

He mort el pop es un divertimento de Lluís-Anton Baulenas sobre tres obras de Àngel Guimerà. Durante todo el año pasado y este año se han ido representando piezas suyas para recordar los cien años de su muerte. Baulenas le rinde un homenaje diferente, informal e imaginativo. Por iniciativa de Apunta Teatre, El Maldà y la Federación Catalana de Ateneos de Cataluña (FAC), He mort el pop ha hecho gira por toda Cataluña durante el año pasado.
El autor se pregunta cómo habría continuado la historia después de los finales de Mar i Cel, Maria Rosa y Terra Baixa con algún guiño a La Filla del Mar. Guimerà las acaba trágicamente pero la vida no se acaba para Manelic ni para Maria Rosa y nos deja con el alma en vilo con el final de Blanca y de Àgata.
La estructura de la obra diferencia claramente las tres piezas con una primera parte de escenas fieles al texto original seguida de una deconstrucción que puede ser cómica, una parodia o todavía más trágica, creando desconcierto. La imaginación desbordante de Marc Vilavella en la dirección y con su humor tan fino y poético, nos hace volar hacia finales desconocidos. Algún personaje se enfada con Guimerà por haberlo llevado hacia un camino no deseado, otros toman su propio camino sin el permiso del maestro.
La obra transcurre entre el humor y la tragedia. Vilavella se ha apoyado en Candela Díaz, la actriz, como ayudante de dirección y responsable de la coreografía y del movimiento y en la música de Marc Sambola. El conjunto es muy original. Quien no haya visto ni leído las obras puede entender la trama porque Baulenas ha seleccionado los textos más ilustrativos de la obra maravillosamente representados por Bernat Cot, Antonio del Valle y Rafaela Rivas. Ellos tres lo hacen todo, interpretan a todos los personajes de las obras y las tergiversaciones de las mismas, cambiando constantemente de papel y moviendo ellos mismos los elementos escenográficos, hablando en el escenario o desde el patio de butacas.
Todo ello ha sido una sorpresa muy agradable.

Con L’aranya y ahora con He mort el pop nos llegan los últimos actos del Año Guimerà, que se celebró en el 2024. Y este es quizás el espectáculo más original de todos los presentados, puesto que hace un repaso de tres obras guimerianas desde un punto de vista casi opuesto al ortodoxo. Estamos ante una parodia que reniega de serlo, pero que no duda en hacer bajar a Manelic de incógnito para ir a beber al bar, a meter a Blanca de Mar y Cel en un crematorio o a enchironar a Maria Rosa por su crimen. De hecho, la pieza pone énfasis en cómo el reconocido autor catalán trataba la pasión, la muerte y la violencia. Y lo hace libremente y sin corsés, pero quizás con una mezcla de géneros (el musical incluido) y tonos teatrales que a veces no le proceden. Si haces parodia, quizás mejor hacerla sin tapujos ni pretextos y apostar desde el principio y hasta el final.

No se puede negar que muchas de las situaciones planteadas -con un humor negro que le va bastante bien a los retorcidos argumentos de Guimerà– divierten y sacan solemnidad a obras que a veces se han tomado demasiado en serio. Esto no quiere decir que sorprenda ver de repente escenas del original hechas “comme il faut”, momentos dramáticos o monólogos de empoderamiento femenino. Si también añadimos números musicales un poco gratuitos y unos personajes que nos van explicando el desarrollo de la pieza como si fueran estudiosos del autor… el desconcierto puede ir creciendo entre algunos espectadores.

Dicho esto, hay que reseñar la buena utilización del espacio del Versus, así como la simplicidad y eficacia de la puesta en escena o el gran trabajo de iluminación de Daniel Gener. Y también destacar como muy positiva la idea de desacralizar textos y autores que hasta hace pocos años parecían intocables.