Cigarreras

La Tribuna, de Emilia Pardo Bazán, se considera la novela que introdujo el naturalismo en España. Explica las desventuras de una serie de obreras en una fábrica de tabaco de La Coruña, justo en la época en que estaba a punto de constituirse la primera República. En Cigarreras se hace una adaptación de esta importante obra literaria, pero introduciendo también en la escritora gallega como un personaje más. El resultado es un fresco bastante aclaratorio de una época y de una situación política y económica que marcaría el final del siglo XIX en España, con claras referencias a temas que también tienen su reflejo en la sociedad actual: la lucha de clases, el feminismo, la convulsión política, etc.

Pardo Bazán fue muchas cosas en su vida: aristócrata, ensayista, periodista, novelista, traductora, editora… y también una de las precursoras del feminismo en España. Esto se nota, y mucho, en esta adaptación que podemos ver en el Teatro Romea. La defensa de los derechos de las mujeres y el hecho de darles voz y protagonismo (en la obra no aparece ningún actor) hace que podamos ver la historia de Amparo y sus compañeras desde una perspectiva mucho más próxima. Es cierto que el argumento también plantea situaciones y relaciones personales propias de aquel momento, y afortunadamente poco extrapolables, pero el mensaje queda claro y el trabajo de Cándido Pazó -director y adaptador- ha demostrado tener vigencia y sentido.

El único problema que podríamos encontrar a Cigarreras es que se ha basado en un planteamiento y una estructura dramática excesivamente clásicas. Hay resoluciones escénicas que parecen de otra época, y quizás se echa de menos algo más de riesgo o de imaginación. Pero, sea como fuere, sería injusto no mencionar la fuerza que el espectáculo tiene en muchos momentos y también el trabajo realmente magnífico de las siete actrices.

En una entrevista a Almudena Grandes, la escritora contaba que su motivación era dar voz a las personas anónimas que, en la sombra, escribían también nuestra historia. Y es que, más allá de los libros de texto, el curso de los acontecimientos solo tiene sentido y alma cuando es narrado por sus protagonistas. Por esto, obras como las Cigarreras resultan tan vívidas y conmovedoras. En este caso nos encontramos en pleno siglo XIX – durante la caída borbónica y la instauración de la primera República – en una fábrica de cigarros que brilla por la sororidad y la lucidez de sus trabajadoras. Ellas nos cuentan sus historias personales y que, sin embargo, se enmarcan en el territorio común: amores imposibles, hijos bastardos, la lucha colectiva, la fe en Dios y en la fortuna...todo aquello universal en los que fácilmente podemos reconocernos. Y es que esta adaptación de La tribuna de Emilia Pardo Bazán envuelve al espectador hasta que, a pesar de la temporalidad que nos separa, consigue que se identifique plenamente con el entramado. Aunque el texto, no lo es todo. El papel de las protagonistas es capital en esta buscada cercanía: con su entrega y desenvoltura sobre el escenario consiguen hablar de historias humanas y no simplemente de historia.

La España de finales del siglo XIX era un terremoto. El fin de la era imperial, las defenestraciones monárquicas y primeras experiencias republicanas, «dictaduras y dictablandas» o el auge de los ideales de clase y los movimientos políticos obreros sacudieron a toda una sociedad que en pocos años quieren repensarse de arriba abajo .

Emilia Pardo Bazán, la escritora aristócrata, política y pionera del feminismo en la península, no querrá dejar escapar la ocasión de retratar esta sociedad convulsa desde el naturalismo, una corriente literaria casi documental que estaba introduciendo en el país. Pardo Bazán es mezcla con los humildes trabajadores de una fábrica de cigarros gallega para tomar referencias para su nueva novela, ‘La Tribuna’. Éste también es el mote de su protagonista, Amparo, una de los trabajadores de la fábrica de puros que no dudará en adoptar el liderazgo del movimiento obrero femenino por la dignificación del trabajo durante la crisis política que vivió el país entre 1868 y 1873.

Cándido Pazó dirige y adapta con la compañía Contraproduciones una genial aproximación –personal– a la obra de la autora gallega. Una historia escrita hace 140 años que hoy en día resuena con la misma actualidad en abordar temas como la sororidad, el feminismo, la responsabilidad afectiva, los derechos laborales o las luchas de clase. Es evidente que este siglo y medio hemos dado un paso adelante en los derechos sociales, pero la lucha y las preocupaciones son todavía las mismas.

La obra también difumina el protagonismo de Amparo y toma el nombre de todas las mujeres que salen a la obra, las cigarreras, con esta voluntad claramente testimonial. Tribuna es el motor, pero la historia es la lucha de todas. «Han sido todas las que salen pero no salen todas las que han sido», dice –más o menos– el personaje de Fina en una conversación con la autora. El elenco de intérpretes (Tamara Canosa, Susana Dans, Mercedes Castro, Isabel Naveira, Covadonga Berdiñas, Ana Santos, Ledícia Sola) brillan en conjunto en un montaje que, si bien viejunea en la puesta en escena, coge empuje hasta hacerte cantar el himno de las trabajadoras, de pie y con el puño en alto. La lucha sigue.