Laia Alberch dirige y escribe junto a Eduard Tudela Así Empezo la Guerra, un espectáuclo sobre la necesidad de expresión de los conflictos existenciales individuales. Una creación de La Chacha del Rey. 

 

Sinopsis

¿Y si se nos facilitase un lugar donde poder ser escuchados, un lugar donde vomitar y purgar todos nuestros conflictos existenciales?

Una especie de lugar dónde el tiempo queda suspendido y la expiación de nuestros pecados se prepara para salir a la palestra, para emerger y rodear el espacio, creando una atmósfera en la que palpita la ansiedad, la destrucción regeneradora, la duda, el miedo, la belleza… Un lugar dónde emanan las entrañas de la persona que decida ocuparlo durante el tiempo que necesite, un cuadro dónde todo es posible, dónde la definición de aquello que nos perturba es la que marca nuestro límite.

¿Quieres gritar? Puedes. ¿Quieres pegar a alguien? Puedes. ¿Quieres invitar a tu familia y reírte de lo patético que resulta formar parte de una convención en la que no crees en absoluto? Puedes. ¿Quieres insultar hasta la saciedad a esa persona que una vez se chocó contigo en la calle y ni se disculpó haciéndote sentir el ser más insignificante del planeta? Puedes.

Cada día alguien se subirá al cuadrilátero y desatará su furia, su llanto… Recreará su pequeña
película personal y extirpará su tumor conflictual. Pero tienen que pedir hora, hoy el campo de batalla está ocupado por una joven de unos 30 años que quiere dejar a un lado lo que ha sido, lo que es y lo que será. Una joven que delante de todas aquellas personas que quieran sentarse alrededor del cuadrado, del límite, viajará a través de sus recuerdos, reinventándolos, deformándolos y replanteándose todos los paradigmas que hemos aceptado para evitar que disturben nuestra paz lo menos posible.

Sinopsis

¿Y si se nos facilitase un lugar donde poder ser escuchados, un lugar donde vomitar y purgar todos nuestros conflictos existenciales?

Una especie de lugar dónde el tiempo queda suspendido y la expiación de nuestros pecados se prepara para salir a la palestra, para emerger y rodear el espacio, creando una atmósfera en la que palpita la ansiedad, la destrucción regeneradora, la duda, el miedo, la belleza… Un lugar dónde emanan las entrañas de la persona que decida ocuparlo durante el tiempo que necesite, un cuadro dónde todo es posible, dónde la definición de aquello que nos perturba es la que marca nuestro límite.

¿Quieres gritar? Puedes. ¿Quieres pegar a alguien? Puedes. ¿Quieres invitar a tu familia y reírte de lo patético que resulta formar parte de una convención en la que no crees en absoluto? Puedes. ¿Quieres insultar hasta la saciedad a esa persona que una vez se chocó contigo en la calle y ni se disculpó haciéndote sentir el ser más insignificante del planeta? Puedes.

Cada día alguien se subirá al cuadrilátero y desatará su furia, su llanto… Recreará su pequeña
película personal y extirpará su tumor conflictual. Pero tienen que pedir hora, hoy el campo de batalla está ocupado por una joven de unos 30 años que quiere dejar a un lado lo que ha sido, lo que es y lo que será. Una joven que delante de todas aquellas personas que quieran sentarse alrededor del cuadrado, del límite, viajará a través de sus recuerdos, reinventándolos, deformándolos y replanteándose todos los paradigmas que hemos aceptado para evitar que disturben nuestra paz lo menos posible.

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Opiniones del espectáculo 1
  • Miquel Gascon Baz
    Miquel Gascon Baz
    Teatre Barcelona
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