La Nuit + Sur le fil forman el programa doble de la coreógrafa y bailarina franco-argelina Nacera Belaza, que muestra su danza minimalista y espiritual.
¿Es posible, mediante la repetición de movimientos, conectar con nuestro interior, convertirnos en un todo, lograr el infinito? Lo intenta en sus coreografías Nacera Belaza, una artista que no pretende tanto dominar el cuerpo y hacerlo llegar a límites imposibles como liberarlo mediante el conocimiento de sí mismo. Y es que la artista encuentra en la persistencia, en el hecho de labrar constantemente un mismo surco, como ella misma dice, la forma de conquistar un espacio de libertad. Lo veremos, por ejemplo, en La Nuit, el solo que abre la representación y en el cual contemplaremos a la artista girar sobre sí misma, dirigiéndose hacia la luz en un escenario oscuro, como si se tratara de un místico sufí, en una repetición infinita de gestos y movimientos finitos. Experimenta así la inmutabilidad en el movimiento, que deja de ser únicamente una danza para convertirse, para la intérprete, en un estado de plenitud y de liberación. El movimiento giratorio constante desorienta y hace entrar a la intérprete en una especie de trance en el que orbita alrededor de un centro, celebrando la verticalidad.
Los giros y las repeticiones hipnóticas volverán a aparecer en Sur le fil, una coreografía para tres intérpretes que empieza en la oscuridad al son de una música menos meditativa y, en apariencia, más viva. Las bailarinas, vestidas con camisetas y pantalones anchos que ocultan sus cuerpos y refuerzan el componente espiritual de la coreografía, evolucionan bajo un haz de luz de manera alternativa, sucediéndose el uno al otro en una cadencia infinita de giros repetitivos e hipnóticos que nos muestran la naturaleza de la danza como una sucesión de intersticios entre lo visible y lo invisible, entre la inmanencia y la trascendencia, entre el cuerpo y el alma.
Nacera Belaza nació en Medea (Argelia) en 1969, pero se fue a vivir a Reims con tan solo 5 años. Se licenció en Letras y creó su propia compañía de danza en el año 1989. Ha creado coreografías como Chacun sa chimère, Périr pour de bon, Point de fuite, Paris-Alger, Les sentinelles, Le trait, La traversée, La procession, Solo(s), Le cercle y L’onde. Son obras en las que siempre está presente la investigación espiritual y la exploración de las zonas menos visibles del ser humano.