A ojos de los espectadores, podría parecer una broma, o un diálogo manipulado para hacer reír al público, pero bien os aseguro que no se trata ningún comedia y que no se ha añadido NADA más de lo que se dijo en aquel triste encuentro entre dos buitres disfrazados de personas respetables, una de ellas que se autorefiere constantemente como «Presidenta». La acción de lo que vemos tiene un carácter casi esperpéntico y cómico, pero la realidad es que nos muestra crudamente cómo funciona la corrupción, la política en este país y sus pasillos. Leer más.
Miquel Gascon Baz
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