Del 24 de abril al 1 de junio, el TNC estrena producción propia. Victoria Szpunberg firma la idea original y la dirección de La tercera fuga, una ficción construida a partir de los episodios de exilio de su familia. De Ucrania a Argentina, hasta llegar a Barcelona. Con esta obra se convierte en la primera mujer que escribe y dirige a la Sala Gran. Hablamos con ella cuando hace una semana y media que han arrancado los ensayos.

Victoria Szpunberg
El detonante
En 2007, embarazada y con una beca de Iberescena, Szpunberg se sumergió en investigar sus raíces: el exilio de sus padres y la memoria de la dictadura argentina. El trabajo dio fruto a la trilogía El meu avi no va anar a Cuba (els meus pares, sí), La marca preferida de las hermanas Clausman y La memoria de una Ludisia, tres piezas con lenguajes muy diferentes, pocos personajes y una duración convencional. Se estrenaron en Barcelona, en todo el Estado e, incluso, internacionalmente, pero pasaban los años y la cuestión seguía latente. “Tenía ganas de añadir la historia de mis abuelos, que no son argentinos y que también tuvieron que huir, y quería hacerlo desde un sitio más cómico, épico, tragicómico, con música… Me imaginaba algo mayor”.
Esto, sumado a los equívocos que genera su apellido (“no sé por qué, siempre dicen Spunsberg”) y al interés de su hija por averiguar si Szpunberg es de origen ucraniano, del imperio austro-húngaro o argentino, se alineó con el detonante definitivo: la propuesta de Carme Portacelli —después de estrenar El pes d’un cos en la Sala Petita— para que creara una producción para la Sala Gran. «Para contarle hice un pequeño borrador y en cuatro días me salió casi todo el primer acto. Lo tenía muy claro. El segundo, también, pero la trama era más difícil. Y faltaba todo el tercero».
Enseguida sintió la necesidad de «buscar un cómplice, escribir todo esto sola habría sido un suplicio» y, como en otras ocasiones, ha hecho equipo con Albert Pijuan. «Calía la traza de un novelista porque hay partes épicas, otras más narradas… y, también, para ponerle distancia. Además coincidimos mucho en el humor negro, la ironía, el gusto por la calidad literaria y las ganas de ser irreverentes». Se pusieron hace dos años, antes de gestar L’imperatiu categòric que tantas alegrías les está reportando. «E ir haciendo, ir haciendo, lo hemos hecho muy grande. ¡No sé si aparecen sesenta personajes! Hay tres épocas diferentes y muchas transiciones».
Es y no es
La tercera fuga es una historia basada en hechos reales, pero no se trata de autoficción: «No me gusta mucho la gente que se autodefine como víctima o que quiere contarnos su vida. Me genera rechazo cuando el yo aparece de manera tan directa. Me interesa la elaboración dramatúrgica, la construcción de la ficción o, en todo caso, de la masa. honestidad”.
La obra relata el periplo de una familia obligada a exiliarse desde los años veinte por razones sociopolíticas. Se marcharán de Ucrania a Argentina para llegar, después, a Barcelona —y hasta aquí para no hacer spoilers. A pesar de los paralelismos evidentes, afirma: «Esta no es mi historia. ¡Es tan divertido poder jugar! Hay cosas mías, de mis amigos exiliados, de hijos de exiliados… Hemos hecho una mezcla y no tenemos por qué explicar qué es verdad y qué no. Es una obra mestiza que nos permite la libertad de mezclar razas, idiomas, códigos, teatrales…».
El espectáculo lleva a la reflexión sobre el valor de la democracia y la crudeza del exilio. «Tener que dejar tu país porque, si no, te matan… es durísimo. Lo pierdes todo. Teníamos una casa con jardín y de un día para otro tuvimos que escondernos y huir». Y, al mismo tiempo, es un grito a salir adelante a pesar de las dificultades. Se transita por muchas emociones y promete escenas duras. «Cuando lo leíamos, llorábamos en algún momento. Tocará a mucha gente, el exilio se puede extrapolar a muchas historias personales».
Y por fin… la Sala Gran
Victoria Szpunberg es la primera mujer que escribe y dirige en la Sala Gran del TNC. «Estoy entre emocionada y flipada, pero cuando pienso que lo han hecho tantos hombres intento ir de empoderada. Tengo 50 años y llevo más de 30 trabajando. He dirigido y hecho obras en todas las salas alternativas. Me he autofinanciado. He pasado por todas partes. No debería ser algo tan extraño». Conocer tanto el material y sentirse acompañada por un “equipo impresionante” lo está haciendo disfrutar mucho del proceso. Cuenta con la interpretación de Clara Segura, Carlos Pedragosa, Ton Vieira y diez actores más seleccionados después de un año de casting.
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