Vaca 35: catarsis mexicana al cubo

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En un espacio oscuro detrás del antiguo escenario de La Villarroel con 21 espectadores, en horario de mediodía en la platea del mismo teatro o en la sala de ensayo de la Nau Ivanow, sin asiento y vía libre para moverse por el espacio. Vaca 35 ofrece tres maneras bien diferentes de adentrarse en su teatro catártico: Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triumfar, Cuando todos pensaban que habíamos desaparecido y Ese recuerdo ya nadie te lo puede quitar.

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Con Lo único que necesita… los mexicanos Vaca 35 cautivaron crítica y público barcelonés. Los más adictos a los nuevos formatos y experiencias teatrales ya los tienen bien marcados en la agenda. Y parece que no tendrán que sufrir para ver sus espectáculos porque seguro irán llegando a Barcelona. De hecho, este año se han pasado más meses aquí que en México. «Ya son parte de la casa, tienen las llaves y nos hemos acostumbrado a encontrarlos siempre por allí» dice el director de la Nau Ivanow, David Marin, que les ha acogido durante seis meses en el proceso de creación de Cuando todos pensaban. Y quizás no es de extrañar, porque según explica su director, Damián Cervantes, a pesar de recibir apoyos también de su país, allí su teatro «no se ha acabado de entender».

CELEBRACIÓN GASTRONÓMICA DE LOS MUERTOS

Estrenada en FiraTàrrega, Cuando todos pensaban que habiamos desaparecido llega también con la complicidad de una compañía catalana, La Rueda y la presencia de Cristina Gámiz y Jorge-Yamam Serrano en el escenario. «Me enamoré de su teatro y deseé trabajar con ellos» dice Gámiz, que lo que más valora de la compañía es la calma en el proceso de trabajo e investigación y el hecho de que, el espectáculo que presentan, «más que una obra, es un ritual personal, el director no valora tanto que puedes llegar a hacer como actriz, sino como eres y quién eres». Serrano cree que el valor de la compañía es que «van a morder las funciones» y que siempre hacen que haya un choque, un acto violento esencial al teatro, también con el público.

Aquí todos han tenido que hacer un viaje personal hacia sus recuerdos familiares, los propios muertos, para ir construyendo un relato colectivo de dos países y dos culturas que a veces también chocan. Fogones encendidos y música durante toda la función, cada uno de los actores va cocinando el plato que ha elegido para uno de sus muertes. Es como celebran en México sus difuntos: los piensan, los invocan y los cocinan lo que más les gustaba comer para que, durante un día, vuelvan a su lado y se sienten a la mesa. Aquí, sin embargo, cada muerte conecta con una relato que permitirá revivir diferentes momentos de la historia de cada uno de los países. «El plato tiene una construcción personal, pero también conecta con cómo se construyeron las naciones. Y las construcciones de las naciones siempre son sangrantes: sólo hay que ver lo que pasó aquí durante la Guerra Civil o el que está viviendo ahora mismo México», dice Cervantes. Emotividad, violencia, dolor y historia que golpean un público que podrá degustar los platos y que, en FiraTàrrega, terminó de pie a cada función.

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INTIMIDAD, VIOLENCIA Y TERNURA

Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar es la obra más representada y premiada de Vaca 35. En 2014 ya se pudo ver en la Sala Atrium, pero desde entonces su recorrido no se ha parado. Su última parada ha sido el Festival de Sarajevo, donde han ganado el premio a mejor espectáculo. Ahora llega a un minúsculo espacio de La Villarroel donde hasta el momento nunca se había hecho ninguna representación y donde sólo caben 21 personas por función.

La obra es una creación teatral a partir de Las criadas de Jean Genet. Dos de sus protagonistas, Claire y Solange, interpretadas por Diana Magallón y Mari Carmen Ruiz, están en una precaria habitación, su casa. Ambas piensan en ser actrices y ensayan el texto de Genet, pero de repente todo cambia. Aquí el ritual se desvía hacia el mundo jinete, hacia el teatro como única salida aparente, la comida, la bebida, el baile y elementos que nos alejan o acercan los estereotipos sociales y la marginación. Todo con una conexión absoluta con el espacio, completamente desnudo de escenografía, para conectarlo a una teatralidad basada en la honestidad de las actrices.

UN ENCUENTRO CON CHÉJOV

Ese recuerdo ya nadie te lo puede quitar es la tercera propuesta de la compañía, que se podrá ver los viernes y sábados en la Nau Ivanow, basada en Las tres hermanas de Chéjov. Aquí un grupo de personas se reúnen para ejecutar la rutina que desprecian, que ellos mismos se han impuesto y de la que, a la vez, no saben escapar. Una indagación profunda sobre el tedio que nos rodea en las relaciones frustradas de la cotidianidad en una sala de ensayo donde el público se puede mover libremente.

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