En 1918, un Giacomo Puccini en plena madurez musical quiso reunir tres óperas de un solo acto en el que pretendía alternar los registros trágico, lírico y cómico con el objetivo de provocar un mismo efecto en el espectador: sorpresa y angustia, llanto y carcajada (tal y como sucede en la vida).
La primera ópera es Il tabarro (‘El tabard’), una tragedia verista que Puccini sitúa en los embarcaderos del Sena y en la que se nos muestra un triángulo amoroso formado por dos estibadores, Michele y Luigi, y Giorgetta, la mujer de Michele y al mismo tiempo amante de Luigi. La atmósfera de los bajos fondos y el final trágico de la historia se plasman a través de un patetismo musical más que notorio.
La segunda ópera es Suor Angelica, un drama lírico empapado de misticismo, ya que tiene lugar en un convento de monjas del siglo XVII. Angélica es una dama noble florentina que fue obligada a entrar en el convento después de haber tenido un hijo ilegítimo. Cuando su tía —la princesa— la visita después de siete años y le informa de que el hijo había fallecido dos años atrás, el dolor que siente Angelica le acabará llevando al suicidio. Un drama de gran intensidad emotiva que, una vez más, la música de Puccini refleja con un lirismo y una precisión quirúrgicos. Por cierto, ésta es la única ópera en la que los diez personajes que aparecen son mujeres.
La última ópera de la trilogía es Gianni Schicchi, una pequeña farsa situada en la Florencia medieval. La historia parte de una mención que se hace en La divina comedia de un personaje, Gianni Schicchi, que Dante situó en el tercer anillo del infierno por estafador. A partir de esta mención se construye una historia divertida en la que Schicchi sustituye a un hombre rico que acaba de morir por redactar un nuevo testamento que esquive la herencia legítima original y así poder heredar él buena parte de la fortuna. Sin embargo, este “enriquecimiento” ilícito facilitará la boda de la hija de Schicchi, Lauretta, con Rinuccio, un amor inicialmente rechazado por la tía de él debido a los orígenes humildes de ella. Una vez más, el espíritu de la ópera —en este caso giocoso— es transmitido por una música ágil y vital, pero que no deja de tener momentos emotivos, como en el caso de la archiconocida arieta O mio babbino caro.
Un elenco vocal notable
El elenco vocal que el Liceu ha elegido para estas óperas es más que notable: el versátil barítono Ambrogio Maestri, que cubre el doble rol de Michele Il tabarro) y Gianni Schicchi, la soprano aragonesa Ruth Iniesta como Lauretta (Gianni Schicchi ) o la siempre solvente mezzosoprano Daniela Barcellona en el rol de la princesa (Suor Angelica. Pero sobre todo dos nombres brillan con luz propia: Ermonela Jaho, que encarnará a la desdichada Angelica, y Lise Davidsen, que interpretará el otro papel femenino trágico de la trilogía, Giorgietta (Il tabarro).
Y como Suor Angelica, la dirección también tendrá sólo nombre de mujer: la imaginativa directora holandesa Lotte de Beer será la directora escénica, mientras que la finlandesa Susanna Mälkki dirigirá por primera vez la orquesta del Gran Teatre del Liceu.
Más información, imágenes y entradas en: