Seguro que os habéis hecho el propósito: no pasa el año nuevo sin ver más espectáculos donde el movimiento sea el protagonista. Aquí os hacemos una selección, porque hay algunos que os engancharán de tal manera que nunca más os olvidaréis de la promesa:
En el Mercat de les Flors:
Otradanza es la compañía de Asun Noales. Dos espectáculos llegan en enero. Con Gustavo Ramírez han creado Da Capo, coincidiendo con los 10 años de su primer trabajo juntos. Son dos de los más importantes coreógrafos valencianos. Elegantes, en busca de una técnica depurada, interesados por una narrativa clara y efectiva, cuentan con un elenco de bailarinas y bailarines plenamente integrados en la dinámica del grupo: felices de trabajar juntos. Y eso se transmite en esta obra llena de luz: celebran el reencuentro, como sugiere el título, proponiendo un nuevo inicio, como hacen algunas composiciones musicales. La constancia de que el tiempo no pasa para las obras y las relaciones bien trabadas. Danza contemporánea con amplios ecos de la tradición más clásica.
Ohad Naharin y la Batsheba Dance Company prácticamente no necesitan presentación: seguramente uno de los más influyentes movimientos contemporáneos con nombre propio, «gaga». Venezuela es una obra que juega un poco a la confusión porque su contenido no tiene ninguna relación con el país sudamericano. Pero sí que se enmarca en una reflexión general que el coreógrafo hace sobre nuestros tiempos y que surge del diálogo con sus bailarinas y bailarines. Hace 30 años al frente del grupo, fundado por la baronesa Batsheva de Rotschild en 1964. Esta es una apuesta infalible: reviviréis durante días la excelencia del movimiento, la claridad del gesto, la intensidad de las figuras, el acento dinámico de la coreografía. Son los responsables de cientos de nuevos aficionados a la danza en todo el mundo. En febrero.
Llega también otra compañía internacional, Rosas, de amplísima repercusión y también bien conocida por los espectadores de la ciudad y capitaneada por Anne Teresa de Keersmaeker. En la línea de la investigación de las relaciones entre música y danza, que a Achterland llevan a la esencia con las composiciones de Ligeti y Ysaÿe. Aman el virtuosismo, respetan la complejidad del trazo sonoro e impregnan de magnitud el dibujo sobre el escenario con un dinamismo repetitivo, incisivo y fuerte. Llegan en marzo, aunque con una defensa más clara de la esencia del trabajo que llevan desarrollando desde hace décadas: la unión inseparable y definitiva entre danza y música. Hermanas de escenario; gemelas; huella fugaz del alma sensible.
Se podrían destacar más grupos y propuestas del Mercat de les flors. Una última, bien diferente: O.V.N.I. de la compañía catalana Big Bouncers, el mes de abril. Se trata de un juego visual, con objetos y toda la intencionalidad de reflexionar sobre la relación que mantenemos con ellos, a través de la gestualidad y el movimiento de sus intérpretes. El cuerpo como constitución, alejado del concepto más subjetivo, en interacción con las cosas. Así dibujan un entramado, a veces excesivo, otras sin mucho respeto por nuestro entorno; recuerdos y trastos en muchas ocasiones; universo con el que nos movemos: nos rodea, convivimos, les damos uso o sencillamente los poseemos de la manera más irracional. Una brillante coreografía de los pequeños gestos completa esta invitación a reinventarnos individual y colectivamente.
En la Sala Hiroshima:
Conviene destacar el mes de marzo la visita de Aina Alegre, artista instalada en París desde hace años, con un gran éxito y reconocimiento allí. Será la tercera pieza que presenta en el espacio del Poble Sec, desde el año pasado como coreógrafa y bailarina asociada al proyecto y en el marco de la Quincena de la Danza Metropolitana: La nuit, nous autres. Se trata de una especie de segundo capítulo de la investigación de la temporada pasada: la celebración. Si en aquella ocasión estaba interesada en (re) vivir, desde su particular visión coreográfica, la fiesta popular y tradicional, el espacio de contacto de un colectivo humano; aquí indaga en las formas particulares de los individuos por manifestar los diversos episodios emocionales: la máscara con la que nos presentamos, muy en consonancia con los mecanismos internos y las causas de la celebración individual. Siempre con la danza como elemento central de esta (de)mostración a los demás de los diferentes estados del alma por los que pasamos.
Y en abril nos visitará Arno Shuitemaker, imprescindible creador de una danza racional, milimetrada, técnica y precisa.If you could see me now se adentra en un club nocturno: lugar de la mirada, de cruzamientos. Tres intérpretes bailarán sin descanso, procurando la atención de su público. Hay un juego de alteridades en esta presencia dinámica expuesta al público sentado en la sala: un ejercicio de contrarios que se genera a partir del deseo. La coreografía, en crecimiento continuo, estallando, invita al disfrute de la contemplación; y al mismo tiempo es el espejo de un gesto cotidiano, repetido infinitamente: un juego de seducciones en un marco temporal, específico. La gran ilusión del teatro: presencia real en un entorno ficticio. Se abren las luces, apacigua la música y todo vuelve a la verdad. Esta será la segunda visita del holandés en Barcelona, gracias al acierto programador de la Sala Hiroshima.
En el SAT Teatre:
Históricamente la segunda casa de la danza en la ciudad. Con una lista ecléctica de propuestas; compromiso con los creadores de aquí y con un público fiel, animado con el equipo humano que disfruta con su trabajo y contagia de entusiasmo por la danza todos aquellos que los visitan. El Espacio Dansat es su propuesta especializada. Atentos en abril con la presentación de los Premios IT Dansa 2018, certamen impulsado por el añorado Jordi Fàbregas cuando se cumplió el 70 aniversario de la sección de danza en el Instituto del Teatro. Es una oportunidad especial: se han seleccionado dos de los cuatro finalistas para que puedan desarrollar su proyecto con un formato más largo. Descubriréis las intérpretes y coreógrafas de futuro: gente llena de talento que precisan, exactamente, de este apoyo de las instituciones.
Si a la cantera se la deja crecer, podremos encontrar en un futuro más ejemplos como el de Hotel, colectivo escénico, que presentarán una pieza que han estado trabajando con Quim Bigas: en un espacio urbano, como un parque, espacio abierto a las conexiones humanas, donde plantean la infinitud de posibilidades que la interacción comunicativa puede aportar. Personas que arriba y abajo; con las pequeñas decisiones, osadía o miedos, entran en diálogo para influenciarse mutuamente, intencionadamente o por azar, en el gran escenario de la vida. Excelentes interpretaciones de tres bailarinas formadas también, hace más de una década, en el Instituto del Teatro y la magia compositiva, la esencia vital y la inteligencia escénica de Bigas. En mayo.
.En el Antic Teatre:
Aunque sólo avanzan la programación de manera trimestral, es uno de los epicentros de los nuevos lenguajes del cuerpo en Barcelona. Por ello, el Festival Sâlmon cuenta con ellos en enero para una de las creaciones más comprometidas con la perspectiva feminista, libertaria y antiacademicista. Catalina es el primer espectáculo juntas de Elisa Keisanen, Cistina Morales y Élise Moreau bajo el nombre Iniciativa sexual femenina. Son necesarias las propuestas que de manera bien clara, diáfana, reivindiquen un posicionamiento con respecto a la necesidad de repensar las construcciones sociales y políticas desde las que conformamos este siglo, lleno de desigualdad y violencia de género. Con la indisimulada intencionalidad de hacer posible una danza, también radicalmente diferente.
Y en marzo otras dos creadoras, en plena madurez, con una carrera muy importante en la espalda, Mónica Muntaner y Rosa Muñoz, también con el apoyo del Festival Sâlmon y con la referencia del músico Jeff Buckley, explorarán algunos temas realmente complejos y esenciales para el lenguaje del cuerpo, a fin de que representa la externalidad de los sentimientos y las emociones: la melancolía, la vejez, el amor, la tristeza, el humor, al azar … Cuatro octavas y media (Un No-concierto). La danza se aproxima al núcleo duro de las preocupaciones que mueven de verdad la persona. Y desde el compromiso con la misma esencia, ya que se incardinan en ella, hacen de receptor permanente, forman parte vital, se expresan con el movimiento como motor. Cuerpo y espíritu en sintonía: eje mental en desplazamiento.
En el Liceu:
Un maestro indiscutible, un renovador, un creador fundamental para entender la evolución en Europa de la danza contemporánea: Jiří Kylián. Tres coreografías del genio checo que nadie mejor que el Ballet de L’Opéra de Lyon puede representar, en abril a unos de los espacios donde hay que apostar más fuerte por esta inteligente y seductora manera de entender la tradición, llevándola al terreno de la contemporaneidad, sin renunciar nunca a la altísima calidad técnica del cuerpo de baile y la depurada selección; que encuentra en la combinación entre aquellos dos elementos un nuevo paradigma, una estrategia fundamental para acercar a todo tipo de público la belleza y delicadeza del lenguaje más clásico; con la necesaria traducción a los parámetros actuales y los gustos más modernos, haciendo entrar la danza actual por la puerta grande de los teatros de ópera del mundo.
Redacción: Jordi Sora