Soñar con la obra en diálogo con la máquina, pensar una isla que, como la de Robinson, represente el globo terráqueo hiperexplotado por el liberalismo. En Una illa, la libertad peligra de reventar shakespearianamente como un invernadero bajo la tormenta de la Prosperidad.
Otro registro. Paso del micro al macro, del vídeo filmado en tiempo real a las recreaciones de ordenador, de las técnicas de títeres a la poesía, de la inteligencia natural a lo artificial, de la artesanía de las maquetas a la coreografía de los cuerpos. Nuevos estímulos, pero todo situado en el mismo sitio de siempre: la precisión artesanal al servicio de las ganas de decir.
Alejada del realismo estricto, la Agrupación Sr. Serrano siempre mostró el mismo compromiso con la realidad. Para lograrlo, el cambio es fundamental. Renovarse o morir. La adaptación es intencional. Ni la compañía cambia de forma porque sí, ni se conforma nunca con lo que ya se ha hecho. Hacerse preguntas es su manera de mirar y cuestionar el presente, la mejor manera de ver qué hay detrás de lo que nos rodea, de visibilizar un estado de la cuestión, de iluminar una realidad en crisis, de ver -claro en el multiverso de un mundo fractal y cuántico que reclama a gritos un intento de cartografía escénica para abordar el todo a la vez y en todas partes de nuestro aquí y ahora.
Un mapa no limita ninguna libertad; al revés, cuando delimitamos las posibilidades del sentido es más fácil que el espectador elija y sienta. En Una illa y en la mayoría de obras de la compañía el texto (re)crea un marco, encarrila posibilidades, es el espacio que carga de significado compartido las imágenes, unas imágenes que se transforman y se encadenan por relaciones metonímicas de contigüidad y de representación por completo por la parte. La isla metafórica que alzan en el escenario vacío de Peter Brook es la isla de Robinson, ésta en representación también de nuestro hiperexplotado globo terráqueo flotante en el espacio vacío sideral.
El teatro de la Agrupación Sr. Serrano es político en su mejor sentido. A lo largo de los años ha hablado de la especulación inmobiliaria, de la caída de las torres gemelas y la educación ideológica en los medios. Que ahora interactúe con la IA y reflexione sobre el alcance del «nosotros» y sobre quiénes son los «otros» se sitúa aquí mismo. La suya es una mirada radical sobre la cotidianidad más cercana: la “normal” y de calle en cualquiera de sus formas más vivas, para explorar los interrogantes trascendentes de siempre. Quiénes somos, dónde estamos y cómo podremos entendernos.
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