Per Natza Farré / @natzafarre
Foto: Jordi Borràs
Unas vacaciones de verano. Mucho calor y un montón de pensamientos pesados. Un juego de palas en la playa, sin incordiar a nadie, que las palas siempre incordian. El retorno a casa y la cerveza de apenas empezado septiembre. Hacemos algo, me dijo Vero Cendoya, que todavía estaba morena. Sí, claro. Con dos cervezas y una amistad el mundo es nuestro. Volvíamos a jugar a palas. Esta vez sentadas ante una mesa y pensando cómo podíamos hablar de los deseos. De aquello que pretendemos y no conseguimos; de aquello que conseguimos y no nos acaba de satisfacer; de los rituales como soplar una vela el día del cumpleaños; del universo que se abre después de la caída de una estrella fugaz.
Me pongo a escribir semanas más tarde. Blanca de piel. Cuando todavía todo ello es poco más que un esqueleto estirado, aparece el reparto. El texto se rompe literalmente en mil pedazos. Unas piezas encajan con las otras. En realidad no es una sorpresa. Las ideas y los diálogos estaban previamente pensados para organizarse de muchas maneras. Hay que encontrar las más adecuadas. Hay que añadir partes que no están. Hay que empezar a visualizar las voces y a escuchar los gestos. El proyecto se construye en común. Esa es la idea. Hablamos de cómo son estas tres mujeres y de cómo era su madre. Hablamos de donde nos llevamos las relaciones familiares. Hablamos de la comicidad de la vida, de como la risa compartida genera empatía en la tragedia.
Partimos de una base, de un material, para ir enriqueciéndolo. Aciertos y errores. Se necesita un monólogo en esta parte. La semana que viene lo envío. No cambiamos los nombres. Vero y Gloria y Alba son ya los personajes. Robamos el nombre de las actrices. Y robamos los deseos de mucha gente. Ensayos para acabar de redondear el texto, los movimientos. Cada vez tiene algo nuevo, incluso cuando es repetido.
Se estrena. Con la sala llena y los nervios en mi asiento. Ellas escondidas. En el escenario, un universo que quiere explicar cómo somos y que nos quiere entretener de lo que somos. Lo hemos hecho. Después de devolvernos la pelota una y otra vez. Después de mantenerla sin tocar el suelo. Hemos cumplido un deseo. Y continuamos llenándonos de estrellas fugaces.
Natza Farré es una periodista y comunicadora feminista catalana. Conocida por su participación en el programa de radio La competència de RAC1, es también autora de la obra If (L’últim desig) espectáculo al que hace referencia en este artículo y que es podrá ver del 7 al 28 de mayo en La Villarroel.