Doble sesión de teatro y literatura, leitmotiv de la temporada del Maldà. Carme Pla (T de Teatre) explica los cuentos de Calders, Rusiñol, Moncada y Carner con Humor Humà y Oscar Jarque y Nuria Cuyàs se ponen en la piel de Fernando Pessoa y Ofelia Queiroz, la mujer con la que se envió cartas de amor durante años en Estranha forma de vida. Dos espectáculos que caben en poco más de una maleta, íntimos y con un gran gusto por la palabra.
TIRAR DEL HILO DE CALDERS
El primer espectáculo de las T de Teatro fue Petits Contes Misògins, a partir de los cuentos de Patricia Highsmith. De eso ya hace casi 25 años. Tiempo después llegaría Delicadas, donde Carme Pla explicaba un cuento de Alfredo Sanzol, autor y director de aquella obra. El gusanillo de contar cuentos quedó en la actriz ya partir de entonces se puso a buscar cuentos de autores catalanes. El primero, Calders y su extenso legado de cuentos, claro, pero tirando del hilo pronto también en redescubrió otros: Rusiñol, Carner y Moncada. Ahora, unidos con los aforismos de Joan Fuster, «un pozo de ingenio y sarcasmo puestos en dos frases», han dado pie a un nuevo espectáculo, Humor humà.
Con la complicidad en la dirección de Marta Pérez y el vestuario de Mamen Duch -las otras T de Teatre junto con Ágata Roca- Pla narra y se pone en la piel de los diferentes personajes de unos cuentos que tienen el humor como denominador común. Un humor «negro, surrealista, sarcástico, elegante o leñador, tantos como el estilo y procedencia de sus autores», explica la actriz. «De la narración se pasa a la situación dramática de los personajes con bastantes elementos sonoros que dan un toque original», añade la directora, que asegura que este es un espectáculo de «puramente Pla». «Es un gusto vivirla y disfrutar de una puesta en escena sencilla donde los cuentos son los grandes protagonistas».
AMOR HAMLETIANO
Estranha forma de vida, que se podrá ver sólo de viernes a domingo, tenía que ser un espectáculo poético donde se combinaran textos de Fernado Pessoa y fados. Pero cuando el equipo comenzó a estudiar la vida del poeta se dejaron absorber por su historia de amor con Ofelia Queiroz. Se conocieron cuando ella, con 19 años, comenzó a trabajar como mecanógrafa en una oficina donde el escritor, entonces de 31, colaboraba puntualmente traduciendo cartas del inglés. Un día, él descubrió una nota donde la joven confesaba su amor al poeta y decidió declararse con las mismas palabras que lo hacía Hamlet a Ofelia. A partir de aquí su historia continuó con unas cartas apasionadas, pero de manera muy discreta. Nadie del entorno de Pessoa conocía esta relación, la única -se dice- que tuvo el poeta. Fueron tan sólo nueve meses (y, al cabo de nueve años un reencuentro de cuatro meses) pero ella escribió más de doscientas. Hasta ahora, sólo se habían editado en castellano las cincuenta que le escribió él, pero como una de esas coincidencias del destino, durante la creación del espectáculo Luís Morales las publicó en el libro Un amor como éste.
Tras seleccionarlas, sintetizarlas y dialogar algunas, el primer objetivo ha sido «sacarle la solemnidad con que se trata habitualmente pesos». Nuria Cuyàs y Oscar Jarque se ponen en la piel de los dos personajes partiendo de la base de que «todas las cartas de amor son ridículas» y mostrando «la ridiculez del amor visto desde fuera, entrando y saliendo de los personajes, rompiendo la cuarta pared, y dirigiéndose al público». Además, también hacen aparecer el ingeniero Álvaro de Campos, uno de los heterónimos de Pessoa, el único que llegó a manifestarse físicamente a través del poeta y, de hecho, lo que convierte esta historia en especial; un curioso ménage à trois.
