La actriz guineocatalana Tamara Ndong tiene 28 años y lleva 22 viviendo en Catalunya. Es graduada en el Institut del Teatre y en su trayectoria ya figuran una veintena de obras, entre las cuales Dance to death, Pell de llarinté, cua de tiré, GRRRLS, Nosaltres, Terra baixa (de Roger Bernat) y dos años con la Fura dels Baus. También ha interpretado papeles pequeños en series como El ministerio del tiempo, Los herederos de la tierra, Mai neva a ciutat, El día de mañana y algunos cortometrajes. Del 6 de diciembre al 7 de enero estará en La Villarroel protagonizando un éxito que vuelva a la cartelera, Amèrica.
Teatro Barcelona: Eres cabeza de cartel de una producción de Focus con dirección de Julio Manrique, dramaturgia de Sergi Pompermayer y un reparto con Joan Carreras, Mireia Aixalà, Aida Llop, Carme Fortuny y Marc Bosch. ¿Qué caramelet, no?
Tamara Ndong: Sí, no puedo estar más contenta. Con Aida somos muy amigas y ya hemos trabajado juntas, pero con el resto no habíamos coincidido todavía. Tuve muchas ganas de empezar a trabajar con todos ellos desde el momento cero.
Amèrica relata la historia de una familia de la alta burguesía catalana que tendrá que enfrentarse a un pasado ligado al tráfico de esclavos.
La obra pone sobre la mesa el pasado colonial de Barcelona hablando de las familias que se hicieron ricas a través de la venta y el tráfico de esclavos. Particularmente de los Vidal-Xifré. Y descubrimos a mi personaje, América, una mujer que fue esclavizada y vivió con ellos durante muchos años.
¿La familia Vidal-Xifré es real?
Como tal no existe. Es una mezcla de Vidal y Xifré, que tienen un pasado esclavista. La historia no es verídica, pero lo que se cuenta y los apellidos que aparecen sí lo son.
¿Te remueve el tema de la esclavitud por tus orígenes africanos? ¿Está bien que se hable de ello?
Es un tema grande. Hoy en día lo hemos olvidado o no hablamos de ello, y que de repente se haga una obra y, además, se centre en Barcelona es una manera de generar debate. Creo que es muy importante. Sin duda, me remueve muchísimo. Cuando terminé de leer el texto, tuve que volver a leerlo porque lo encontré increíble y está muy bien escrito. No deja de ser la historia de mis antepasados, y sí, me duele mucho.
¿Cómo te llegó el papel y cómo estás preparando la obra?
Hice un casting. Todo el trabajo de ensayos ha sido serio y divertido a la vez. Julio es genial, trabaja mucho desde la escucha con los actores y actrices. Nos ha sacado bastante de nuestra zona de confort y esto me gusta.
Aparte, este verano he estado dos meses en Guinea Ecuatorial con mi familia biológica y he podido preparar el papel allí, explicándoles de qué iba la obra, mi personaje… Ha sido muy bonito conversar con ellos y con mis amigos guineanos. Además, allí he podido construir parte del personaje de América, ya que encontré a Mike y Joy, unos vecinos nigerianos, que me enseñaron a decir las frases en yoruba que tiene América al inicio.
¿Cómo han reaccionado a tus padres biológicos?
Mientras tenga trabajo, siempre están contentos. Sufren bastante la inestabilidad de mi profesión, pero me animan mucho a seguir adelante. El padre vendrá expresamente de Guinea para ver el estreno.
«Yo no soy sólo mi color de piel, soy mucho más»
Actriz, joven y negra. ¿Lo tienes más difícil?
Sí. Al menos aquí, sí. Ser actriz negra joven repercute muchísimo a la hora de encontrar trabajo. Me cuesta recibir propuestas de castings simplemente por mi color de piel. Yo no soy sólo mi color de piel, soy mucho más. Todavía hay mucho trabajo por hacer para abrirnos a la diversidad y que haya una justa representación de la sociedad, sobre todo en ficción.
Y además sois unas cuantas. ¿Existe competencia entre iguales?
No las veo como competencia. Para mí todas y todos son compañeras y compañeros de profesión. Cuando nos encontramos en un casting nos alegramos de vernos e incluso lo comentamos.
Parece que existe una corriente de sensibilización que da más visibilidad y oportunidades a los actores y actrices de piel negra. Tinta Negra y su sala Periferia Cimarronas, o ciclos como Africa Moment en el Mercat de les Flors. ¿Es necesario que estén ahí?
¡Por supuesto! Son espacios y colectivos que trabajan por la visibilidad y para que los artistas afrodescendientes tengamos cabida y un lugar para realizar nuestras creaciones. En Madrid se encuentran The Black View y Conciencia Afro, entre otros.
¿Qué opinas sobre escoger un actor o actriz por sus rasgos físicos, o no, aunque el personaje esté pensado con un perfil determinado?
Si las personas racializadas estuviéramos en igualdad de condiciones con las personas blancas podríamos dar estos saltos, oh, por supuesto. Pero no es así, entonces es normal que se cree tanta polémica cuando ha habido estos casos.
Ahora en Amèrica harás de esclava…
Sí. Cuando hablamos del pasado y de hechos históricos es lo que me suele tocar, sí.
¿Tienes algún hito en especial?
Me gustaría enfocarme más en televisión y ficción, ¡pero seguir siempre haciendo teatro! También me encantaría hacer un monólogo de cosecha propia hablando de algún tema que me resuene, y en estos momentos estoy haciendo un documental sobre las raíces, volver a casa, qué ha significado para mí irse de tan pequeña de Guinea, tener dos madres , vivir alejada de mi familia biológica… Mi pareja es cineasta y aprovechamos el viaje a Guinea para rodar. Apenas estamos empezando el montaje.
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