Superhéroes pop contra la dictadura tecnológica

Mercè Rubià

Cinco cachorros de superhéroe encerrados en un búnker. Una educadora/vigilante controla sus movimientos y los medica para que no se cuestionen nada. «Es lo mejor para vosotros», dice. Fuera, francotiradores. Estamos en el Tantarantana con Cía La Hydra y su Utilitat Programada.

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Aldous Huxley escribió Un mundo feliz 1932 y 1949 George Orwell publicaba 1984. Ya entonces hablaban del control social y político a través de las drogas o la tecnología. Tampoco son recientes los cómics de Marvel, que se publican desde 1939, aunque sus personajes más mediáticos -Spiderman, Hulk o el Capitán América- aparecieron en los años 60 para hacerla renacer. Pero una muestra que tanto unas historias como las otras han mantenido la vigencia y forman parte del imaginario colectivo aún hoy, es que la Cía La Hydra, formada por chicos en torno a la veintena, se han inspirado para llevar al escenario su tercera obra, Utilitat programada. Aliados con el dramaturgo Marc Rosich y la directora Miriam Escurriola, quieren poner sobre la mesa preguntas como quien nos controla, qué sabemos o qué nos dejan saber del mundo ‘real’ en el que vivimos y cómo podemos hablar de insurrección y cambio, pero también de obsolescencia programada, la adicción a la tecnología y las redes y sociales y la sobreprotección de esta generación que ya llaman perdida.

La obra comienza justo después de la desaparición de Jimmy, el líder de este grupo de adolescentes que se desconocen superhéroes. Cerrados como están en un búnker desde que nacieron -según los llama su educadora, para protegerlos del mundo exterior- comienzan a cuestionarse las cosas. ¿Como ha salido? ¿Qué pasa realmente fuera? ¿Qué pasará ahora que aquel que los mantenía unidos, quien arreglaba los aparatos de la casa, quien había aprendido a hacerlo funcionar todo ya no está? El nuevo líder, lo hará igual ¿o hay otras formas de liderar el grupo? Marc Rosich ha escrito una fabula inspirada en la ciencia ficción y los superhéroes pero que, si se sacan las frases de contexto, podría estar hablando perfectamente de política, o nueva política (no te suena eso de los liderazgos?). «No es una pieza política, pero sí posicionada», dice Miriam Escurriola, «un juego teatral que te permite no adoctrinar y hablar de cuestiones como la Ley Mordaza sin mencionarla explícitamente». Veremos, pues, un sistema que se hunde, jóvenes que se organizan, desobediencia y insurrección. Todo desde una «alta carga de ironía, expresionismo y grotesco».

CINCO SUPERHÉROES EN MALLAS DE LYCRA

A pesar del control de la tutora (Miriam Alemany), una especie de ojo del gran hermano, poco a poco estos jóvenes -hijos ilegítimos los superherois- irán descubriendo sus poderes y la mentira detrás la que los han tenido cerrados hasta el momento. Cada uno reaccionará de manera muy diferente. Mario (Mario Silva, mallas gris), explosivo e impulsivo, querrá utilizar la acción directa para salir. La Julian (Júlia Molins, verde), más ‘flower power’, adoptará un papel más conciliador y Igor (Iñaki Mur, rosa), aceptado por todos como el más débil, será más idealista. Lia (Lidia Casanova, azul), al que no le gustan nada los cambios, dará la visión más negativa, mientras que la Ela (Maria Salarich, rojo), la más racional y estratega, asumirá el papel de nueva líder. Todo un Comando G con los arquetipos bien definidos que, con un trazo grueso, huye del realismo para acercarse a la comedia pop.

Texto: Mercè Rubià / Fotografías y vídeo: Cia La Hydra

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Periodista. Teatrera. Enamorándome de la danza y del circo. Advertencia: Si la mayoría de mis recomendaciones tienen muchos aplausos no es por falta de criterio (que quizá también), si no porque prefiero hablar de las obras que me gustan. Muy lejos de querer hacer (o ser) crítica.

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