Con los nervios propios de los días previos al estreno, pero con la tranquilidad del trabajo bien hecho y la convicción de que el proyecto funcionará, nos recibe el equipo del musical Sugar, ningú no és perfecte, a uno de sus pases generales.
El proyecto, basado en el gran clásico de Billy Wilder “Con Faldas y a lo Loco”, empezó siendo una idea, aderezada con kilos de ilusión, de un equipo liderado por Pau Doz, el director, Laura Olivella, la coreógrafa y Bernat Hernández, director musical. Curiosamente, en ese momento su idea era adaptar la película directamente a un musical en catalán. La sorpresa vino al conocer que ya existía un musical en Broadway basado en la película. Así, la primera fase del proyecto fue quizás más corta y fácil de lo que esperaban. La traba mayor vino poco después, un obstáculo que se repite en los proyectos teatrales desde hace unos años: la falta de medios. Y es que el musical estaba pensado para el gran formato, pero el equipo no encontró una productora que quisiera arriesgar, por lo que al final ellos mismos lo gestionan y financian, una modalidad muy recurrente últimamente. Así, lo que tenía que ser un musical de gran formato es un musical de formato medio hecho realidad gracias a la apuesta y esfuerzo personal del equipo que lo conforma. Un inciso: tras ver la buena pinta que tiene la obra, es una pena que no haya productoras que apuesten a lo grande por proyectos como este.
SUGAR son lentejuelas, labios rojos, gánsters y música jazz, todo para ambientar una historia del Chicago de la época de la ley seca a través de un musical enérgico, con mucho ritmo y grandes dosis humor. SUGAR nos habla de temas que no están tan alejados de la realidad actual: la precariedad laboral y la corrupción, los sueños, las metas a veces inalcanzables, las frustraciones… Temas que puede que hayamos visto ya en muchos otros proyectos, pero esta vez presentados desde un punto de vista irónico y muy cómico.
El ejemplo más visual, y que vertebra el musical, es la historia de sus dos protagonistas: dos músicos que casualmente presencian un asesinato entre mafiosos, y tienen que huir de la ciudad para que no los maten. Al encontrar un grupo de chicas que necesitan un saxofonista y un bajista, y por miedo a ser asesinados, terminan travistiéndose para conseguir entrar en la banda y así huir con las chicas de gira. A lo largo de la obra se juega con la vertiente cómica que tiene ‘un hombre vestido de mujer’, y vemos como los protagonistas trampean situaciones “de chicas” como buenamente pueden, hasta que se vuelven a ver las caras con los mafiosos y tienen afrontar la verdad.
El teatro encargado de acoger SUGAR, ningú no és perfecte será el Teatre Gaudí, y cuenta con un elenco de lujo capitaneado por Iban Lavanda y Xavi Duch, que se alternan con Lluís Canet y Oriol Burés en los papeles de Joe / Josephine y Jerry / Dafne; y por Beàlia Guerra como Sugar Kane. Con ellos encima del escenario estará una enérgica y divertida pareja formada por Maria Santallusia (Sweet Sue) y Dani Claramunt (Bien Stock). El resto del elenco lo forman Pep Cortés (Sir Osgood Fielding), Òscar Planells (Enzo), Lluís Parera (Escuradents), Roberto Prvenzano (Luigi), Carles Sánchez (Pallado), Hugo Riveros (Dude), Marta Borràs (Rosella), Lorena García (Olga), Clara Gispert (Dolores) y Núria Torrentallé (Marie Lou).
Tras ver la energía que desprende SUGAR a pocos días de su estreno y las risas que hemos vivido junto a todo el equipo, solo podemos hacer una cosa: recomendaros un poco de SUGAR para unas dulces navidades musicales.
Texto: Eirene Ramos