Adaptar a los clásicos es un debate que nunca pasa de moda. ¿Por qué deberíamos realizar cambios en una pieza que ya se considera universal? Existe una gran diferencia entre adaptar y cambiar. Adaptar es modificar el contenido manteniendo el continente, el ADN de la prenda. A 17 esbossos des de la foscor, obra de la Cía. La Danesa que podrá verse en el Teatro Tantarantana hasta el 7 de abril, se hace precisamente eso. Coger una pieza con un gran trasfondo, pero con unos valores desfasados y convertirla de nuevo en un texto desgarrador como lo fue en su publicación a principios del siglo XX.
La obra plantea situaciones entre 10 personajes en las que existe un evidente rol de poder de un personaje sobre otro. El objetivo de cada interacción es denunciarlo o, al menos, ponerlo en evidencia para que sea el público quien se lo plantee. De esta misma forma se articulaba La ronda, de Arthur Schintzler; la pieza madre de este montaje versionada de forma libre por Roland Schimmelpfennig y con una propuesta de Elena Fortuny, directora de la obra, donde los diez personajes están representados por sólo 3 intérpretes. “Tengo la suerte de tener relación con Roland y pude comentarle algunas inquietudes que tenía sobre su revisión. De todos los nuevos personajes que se formulaban, el que menos cuadraba era el de un soldado. Pero me quedaba lejos, desgraciadamente el mundo me ha hecho cambiar de opinión”. Y es que los personajes de la versión original de 1900 -la prostituta, el hijo de papá, el poeta, la dama…- han sido sustituidos por una trabajadora sexual no binaria, un supervisor de hotel, una pareja heteronormativa en crisis o un guionista en paro, entre otros. “Estos personajes caen más en nuestro día a día en un mundo ultracapitalista y heteropatriarcal. Conceptos que, al fin y al cabo, son primos hermanos”, reflexiona la directora del espectáculo.
Todos 10 personajes serán representados por Paula Blanco, Babou Cham y Junyi Sun. De todas formas, se ha decidido hacer protagonista la injusticia en cada una de las escenas, por lo que habrá una subversión de las expectativas sobre la relación entre personajes y elenco. «El hecho de que sean tres intérpretes por diez personajes huye de la representatividad», señala Fortuny.
Una de las actrices del montaje, Paula Blanco cree que lo más importante es generar movimiento en el público: «Creo que mi trabajo como actriz es desestancar el río interno de cada uno». Y es que ésta es una de las grandes intenciones del montaje, pues, en palabras de la directora, «queremos disolver los antagonismos clásicos y averiguar cómo nos condiciona el heteropatriarcado en nuestro día a día. Pienso que son personajes muy reconocibles y a través del estereotipo les hacemos actuar de una forma que no sería la esperada”.
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