En esta edición del Festival Grec, esa idea de que hay que recordar el pasado para entender el presente y construir el futuro, ha calado con creces. Varias propuestas -catalana y internacionales- optan por la reconstrucción de la memoria histórica o parten de hechos históricos para abordar temáticas que aún hoy están en cuestión. Desde los campos de exterminio y la lucha por la memoria de Neus Català a las protestas contra Mao Zedong (Penso en Yu), pasando por Chile de Allende (La imaginación del futuro) y la Alemania nazi (La nit d’Helver).
Neus Català, una vida contra el olvido
«No es fácil hablar de Neus Català, porque hay muchas: la víctima, la comunista, la republicana, la exiliada …» dice Rafael Duran. Es el director de la obra sobre esta luchadora de los Guiamets -única superviviente catalana del campo de Ravensbrük- e impulsor del proyecto que ha llevado a adaptar la biografía novelada Un cielo de plomo de Carme Martí en manos de Josep Maria Miró. «A los 14 años ya hizo su primera huelga como jornalera. O las mujeres cobraban igual que los hombres, o no trabajaba nadie. Y a día de hoy todavía estamos así «, sigue Duran. «A los 24, después de vivir la República y la Guerra Civil, tiene que marchar al exilio y ayuda a cruzar la frontera a los 182 niños huérfanos que -ahora como enfermera en premiadas tenía a su cargo». Pero la vida de Català da para mucho. Y aunque se pasaría a la Resistencia francesa antes de ser deportada a los campos nazis. «Durante el 15-M aún quería ser en la plaza», dice el director para ejemplificar el compromiso que aún hoy mantiene.
Sin embargo, Neus Català ha defendido siempre que ella es un testigo, no una excepción. Y es por ello que, dice Miró, han sacado el yo «para hablar de nosotros» y recoger la voz de la memoria histórica que inició Montserrat Roig en los años 70 con Los catalanes en los campos nazis. El dramaturgo también destacó que más allá de Ravensbrük, han querido recoger «que representa vivir después del horror y como puede ser de insoportable la memoria». Y es que, a diferencia de muchos otros casos, lo que caracteriza Català es que de esta memoria ha hecho una lucha. Como dice ella misma: «a mí la única muerte que me da miedo, es la de la memoria».
Carme Martí, que pasó horas y horas con Català para escribir el libro, y ha establecido un vínculo muy fuerte, está completamente satisfecha de la adaptación de Miró. «Me cuesta poner palabras a la emoción que sentí ayer al ver la adaptación teatral de Un cielo de plomo. Partíamos de que era difícil adaptar una novela de más de 300 páginas con el relato de la vida de Neus Català, pero Josep Maria Miró se había salido con creces. Ver después el trabajo de la dirección de Rafel Duran, la puesta en escena y la extraordinaria Mercè Arànega, ¡inmensa!, me deja con las emociones a flor de piel y pocas palabras».
Penso en Yu, una reflexión sobre el compromiso que estalla ante el público
Carole Fréchette leyó una noticia que la dejó golpeada. Un joven periodista chino salía de la cárcel 17 años después de haber lanzado pintura sobre el retrato de Mao Tse-tung. Una figura que años atrás había sido inspiración para los jóvenes occidentales que -como ella- buscaban un mundo mejor. 17 años por una acción simbólica, sin violencia física, sin ninguna lesión. Después de estremecerse, va googlear: Yu Dongyue. Aquello no era sólo una historia individual, no era una acción aislada. Detrás de aquella pintura había miles de personas acampadas en la plaza de Tiananmen, huelgas de hambre y grandes manifestaciones. Y dos represaliados Además, Lu Decheng y Yu Zhijian, que habían sido 10 y 11 años en prisión.
Estrenada en Berlín, París, Munich, Oslo y Montreal, Pienso en Yu cautivó el director de la Sala Beckett, Toni Casares, por la capacidad de llevar a escena una reflexión sobre el compromiso como la que hace la filósofa Marina Garcés a Un mundo común: la excesiva distancia entre lo que se compromete y aquello con lo que se compromete. También a Imma Colomer, directora de la obra, convencida de que Fréchette ha querido alargar el gesto de Dongyue y homenajear a todas aquellas personas despreciadas, al tiempo tirar sus propios huevos de pintura en la moral del público. De qué sirve sublevarse? Qué sentido tiene el sacrificio? Para ello, sin embargo, no ha relatado la vida de Yu, sino de tres extraños que se han conocido de forma inesperada y se ven confrontados a la historia de Dongyue, Decheng y Zhijian. Madelene, una ex-militante de 50 años decepcionada que se obsesiona con la historia de Yu; Lin, una joven inmigrante china a quien da clases y Jeremie, un vecino resignado que descarta la revuelta.
¿Qué pasaría si no hubiera muerto Allende?
De maneras de tratar la historia, hay muchas. Y la compañía chilena La Re-Sentida ha optado por una ficción políticamente incorrecta con la voluntad de reflexionar no sólo sobre el pasado, sino también sobre el presente. Aquí, pues, un grupo de modernos ministros llegados del presente intenta asesorar Allende para salvar su gobierno y lograr que el país ahorre diecisiete años de una dictadura sangrienta. Ecologistas, estudiantes, minorías sexuales, mapuches … Todos estos colectivos han vuelto a salir a la calle pidiendo cambios políticos después de años en que el debate social había quedado amortiguado por los acuerdos y las transacciones entre las fuerzas políticas. Y a partir de ahí, un montón de preguntas. ¿Qué es Chile ahora mismo y que quisiera ser?