El miedo es una de las principales obsesiones de la dramaturgia de Josep Maria Miró. En El principi d’Arquimedes, la sospecha de un posible abuso infantil despliega las inquietudes de toda una piscina. En Temps salvatge, una urbanización ve cómo su tranquilidad se desmorona con la llegada de una joven misteriosa. También en obras como Cúbit, Gang Bang, El cos més bonic…, La majordoma o Nerium Park, Miró ha explorado los rincones más oscuros del alma, los deseos ocultos, las sombras, las periferias, el thriller… Ahora se adentra nuevamente en el miedo y los monstruos de nuestra sociedad en una pieza para tres intérpretes que también dirige: El monstre, con Àurea Màrquez, Joan Negrié y Albert Prat. La obra, con producción de Sala Trono, ganó el Premio Quim Masó y se estrenará el 3 de julio en la Sala Beckett, en el marco del Festival Grec.
Para Miró, el miedo es “motor y obstáculo: dos conceptos aparentemente antagónicos que son dos caras de la misma moneda”. El miedo te puede mover o puede paralizarte. En este sentido, considera que es “el gran sistema de control social de nuestro tiempo”. Para esta nueva creación, se fija no en el miedo y sus consecuencias, sino en los monstruos que construimos, en la necesidad que tenemos como comunidad de crear monstruos. El dramaturgo ve en este fenómeno una preocupación de la sociedad “que quiere poner líneas rojas entre lo que está bien y lo que está mal”.
En el pequeño pueblo de montaña donde transcurre la acción, el monstruo que da nombre a la obra es el responsable de una acción brutal. Veinte años después de los hechos (de los cuales Miró no quiere hacer spoilers), el regreso de este ser al entorno rural hace que la aparente normalidad se tambalee. Albert Prat y Àurea Màrquez interpretan una pareja inquieta por este regreso, mientras Joan Negrié da vida a un tercer personaje que cambia de forma a lo largo de la obra, bajo el nombre de “Alguien”.
Este último texto conecta con el universo rural y de riqueza lingüística que Josep Maria Miró ha estado cultivando en sus últimas obras: El cos més bonic… y La majordoma. En cuanto a la forma de la obra, que la descripción define como “un ambicioso juego formal e interpretativo”, Miró afirma que “es una escritura con la que el concepto de espacio y tiempo cambia en muchas ocasiones”, con “diversos planos de realidad”.
Con El monstre, entonces, el dramaturgo da un paso más en su trayectoria como autor valiente en los temas que trata, innovador en las formas que utiliza y comprometido con la lengua catalana. Para los amantes de las obras de Miró, se perfila como uno de los imprescindibles del Grec de este año.
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