David Trueba ya había pensado en la posibilidad de escribir teatro, pero fueron los actores Anna Alarcón y Vito Sanz quienes le dieron el último empujón. Tras la buena sintonía en la película A este lado del mundo, los tres decidieron embarcarse en el debut teatral del creador de éxitos cinematográficos como Vivir es fácil con los ojos cerrado o Saben aquell. El resultado es Los Guapos, una ficción que mantiene la “mirada social y humanista” del autor y director, en palabras de Alarcón. La actriz nos cuenta los secretos del espectáculo, que llegará en diciembre a la Sala Beckett.
La obra comienza con el reencuentro de dos personajes criados en un barrio periférico y marginal de Madrid. “Estamos hablando de barrios donde viven familias muy humildes y donde no hay oportunidades. En el caso de mi personaje, mi madre arregla vaqueros para una fábrica, yo estoy en contacto con las drogas y mi hermano entra en el mundo del sida”, narra Alarcón. “Me parece muy interesante dar voz a estos personajes que pocas veces la tienen”. Su coprotagonista, en cambio, ha escalado socialmente hasta convertirse en un abogado de prestigio. “Como lo que hace la obra es reflejar a dos personajes tan opuestos, pero que provienen del mismo lugar, las diferencias se hacen muy relevantes. Uno se ha quedado allí y el otro se ha marchado”, explica. El texto tiene un punto autobiográfico: “¿Quién mejor que David para hablar del barrio, porque él viene del barrio. Y yo también he tenido ciertos orígenes de barrio, así que de alguna manera me toca”.
Más allá de la escritura del texto teatral, el otro gran reto de Trueba fue enfrentarse a la dirección escénica. Influenciado por el cine, su trabajo evita “ciertas intensidades teatrales”, comenta Alarcón. “Podríamos poner una cámara al lado y el espectador se lo creería. Hay mucha de esa delicadeza y verdad emocional”. Como él mismo había escrito la obra, Trueba “tenía muy claro en su cabeza cómo la quería”. Así, su dirección respeta el texto aunque se nutre también de la creación actoral: “Deja que tú propongas a partir de tu intuición y de cómo respiras el personaje. A partir de lo que tú le das, él te guía para hacerlo crecer. Escucha mucho a los actores que elige”, dice Alarcón. Para suplir las posibles necesidades de un director debutante, el equipo se completó con la directora y dramaturga Aina Tur, que en esta ocasión se ocupó de la ayudantía de dirección.
Entre Cataluña y Madrid
Un aspecto clave para sacar adelante el proyecto fue la búsqueda de apoyo económico, un proceso que les llevó años. La fórmula que finalmente les funcionó fue la coproducción entre la empresa gerundense Bitò y el Centro Dramático Nacional. “Hay muy pocas producciones que circulan y hay muy poca comunicación entre Barcelona y Madrid, es una asignatura pendiente que tenemos. Creo que es súper necesario que nos retroalimentemos unos a otros. Todo el mundo tiene muchas ganas de que esto pase, pero a veces pensamos más a corto plazo, hacemos esta obra aquí y ya está. Pero después de todo el esfuerzo, mola que las obras giren”.
Los Guapos, que se estrenó la pasada primavera en el madrileño Teatro María Guerrero, llegará a Barcelona coincidiendo con los ensayos del próximo espectáculo de Alarcón, Expulsión. Se trata de un texto de Pau Miró que dirigirá Toni Casares en la misma Sala Beckett, un espacio donde ya ha actuado en múltiples ocasiones: “Es un lugar muy agradable para trabajar. Y tiene un buen bar”, ríe. Un buen ambiente es también un aliado a la hora de crear red.
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