La búsqueda del paraíso contemporáneo de la compañía Atresbandes llega a la Sala Beckett de Barcelona con Locus Amoenus, un espectáculo que definen como «una oda al carpe diem«.
La obra toma el nombre del tópico literario que etimológicamente significa «lugar idílico» para presentar una escenografía con (casi) el mismo número de asientos que las localidades en la platea. Tres personajes y un tren. Y la urgencia de dirigirse hacia el abismo que es la muerte, que solemos ignorar en nuestra constante búsqueda de los placeres eternos y las distracciones, pero que es condición sine qua non para poder vivir un carpe diem, nos han explicado los tres actores que conforman Atresbandes: Mónica Almirall, Albert Pérez Hidalgo y Miguel Segovia -también también autores de la dramaturgia-.
El texto parte del relato El Tunel, del alemán Friedrich Dürrenmatt, que da a la pieza el espacio y permite a la compañía explorar la presencia de la muerte con la metáfora de un tren que se dirige inevitablemente al abismo. Este trabajo de creación se estrenó en el festival TNT de Terrassa, en septiembre de 2014, y se representa por primera vez en Barcelona. En Cataluña se ha podido ver en Tarragona, Girona y Berga. También ha visitado Kosovo -donde ganó el Premio a la Mejor Dirección del Skena UP Festival-, Birmingham y Gateshead (Reino Unido).
HISTORIAS QUE SE CREAN LA PLATEA
«Es como ver una hora de vida de tres personas cotidianas que van en tren. Como si te paras a observar qué hacen «, describe Mónica. El público recibe pistas sobre el momento vital de cada personaje, «rendijas de un rocódromo donde cada espectador puede apoyarse y construir su narración», anota Miguel. Pero «las historias se crean en platea, como ocurre cuando se observa un cuadro», sentencia Albert, que añade la importancia que da la compañía en el dispositivo escénico, la colocación y movimiento de los personajes en el espacio, a la hora de narrar.
Los tres jóvenes creadores han querido reflexionar sobre «estos paraísos físicos y idealizados con los que estamos bombardeados» a través de la publicidad y los medios, «lugares utópicos donde todo el mundo quiere llegar, como un hogar o un cuerpo de modelo», explican. Trabaja mucho para poder ir de vacaciones en las Bahamas; marcha a trabajar a Londres, donde tendrás más expectativas; encuentra tu amor idílico, la persona con la que tendrás hijos y formarás una familia…
LA MUERTE COMO REVULSIVO
Todo se placer, juventud eterna y vacaciones de la realidad. Una ausencia del dolor y de la muerte que, contradictoriamente, «hace que no vivamos en un carpe diem» -el tópico literario que anima a aprovechar el momento presente-, aseguran. «Para vivir un carpe diem puro al 100% tienes que tener presente que todo se acabará», interiorizar la muerte.
La muerte, un tema que califican de tabú entre todos estos mensajes placenteros, «funciona -en la obra- como un contraste» de la actitud de «buscar durante toda la vida algo que no existe», creando urgencia. Marcando el tempo. Asegurando un final, al fondo del túnel.
Texto y fotografías: Neus Riba