El festival alternativo de artes escénicas, plásticas y audiovisuales estará presente en los mercados y comercios de Gracia y el Eixample.
Este verano el Festiu Fringe Barcelona 2014 trae a los escenarios una programación alternativa: quiere dar oportunidad a artistas que no tienen lugar en los circuitos comerciales, por su carácter innovador o poco convencional, y «hacer visibles los que son invisibles». Todo ello sin renunciar a contenidos de primer nivel, que generan contacto entre artistas y espectadores, y nuevas relaciones y creaciones artísticas. Se desmarcan del concepto de «jóvenes creadores», pues aquí «también hay lugar para los viejos», explica el director Victor Álvaro, la premisa es que los espectáculos encajen con Fringe.
EL PRIMER FRINGE DE BARCELONA
El concepto Fringe nació en Edimburgo en 1948 y se ha convertido en un identificador en todo el mundo para aquellos festivales que programan espectáculos y artistas de la periferia de los circuitos comerciales. Los organizadores han querido adoptar este concepto que tan buena experiencia ha supuesto para muchos festivales internacionales, enlazándolo con los de «festivo» y «Barcelona».
El nombre es también una etiqueta que hace que los turistas lo identifiquen: explica Álvaro del anécdota de un espectador extranjero que, a la salida del desaparecido Festival Barcino, exclamaba entusiasmado: «It’s so fringe! It’s so fringe». El Festiu Fringe tiene voluntad de internacionalizarse, tanto atrayendo este público turista que, recuerda Álvaro, también consume cultura, como a través de sus obras: no les asustan los idiomas y, mientras que el año pasado uno de los espectáculos con mejor acogida fue una función en euskera, este año incluyen un espectáculo en francés. Miran hacia fuera sin dejar de lado extenderse por Barcelona: se trata de una ciudad con «muchas propuestas», recalcan, y tienen claro que se dirigen a un prototipo de espectador «curioso», al que ofrecen una programación con interfaces entre disciplinas artísticas, pues «atarlas es una característica del festival».
NUEVA IMAGEN I NUEVA SEDE
Este año el Eixample se suma el barrio de Gràcia como sede de los aproximadamente 15 espectáculos que comprenderán cabaret, circo, performance y teatro de texto, y que tendrán lugar en siete espacios diferentes. Han vigilado, explican, que los espectáculos no se solapen mucho entre sí. Como planes de futuro, el Festiu tiene voluntad de convertirse también en un espacio de estrenos.
Haciendo una revisión de la edición que del año pasado, han querido darle una nueva imagen, más Fringe: los alumnos del Instituto Europeo de Diseño (IED), la Escuela Superior de Diseño de Barcelona, se han encargado de del diseño gráfico del festival, con un workshop hecho codo a codo con los organizadores. El resultado, explica la estudiante Maria Bueno, son unas imágenes y una web con las que, asegura satisfecha, se entiende cómo es el Festiu Fringe.
ARTE + COMERCIO = CULTURA
Lo que sí han mantenido de la primera edición de 2013 es la inclusión de espacios no habituales en su programación, con el protagonismo de mercados y tiendas, recuperando el acto «Tiendas festivas», pequeñas funciones que tendrán lugar en comercios de Gràcia en junio y que servirán para presentar el festival y grabar sus anuncios.
Esta formula que enlaza arte y comercio quiere explorar su relación, reflejando las diferentes áreas que representan la ciudad. Los organizadores del Festiu Fringe entienden el arte como algo que hay que dinamizar como comercio, para el público, y el comercio como parte de nuestra cultura. Destacan, por ejemplo, cómo la cocina catalana ha sido reconocida a nivel internacional, y reivindican la cocina, los mercados y los comercios como cultura: «los Mercados también son espacios culturales». Los dos sectores deben crecer, explican, y juntos pueden potenciarse.
MUCHO MÁS QUE UN OFF
El festival es heredero del desaparecido Barcino, que era concebido como un Off Grec, y aunque toma el relevo compartiendo su concepción, el Festiu Fringe quiere desmarcarse de ser considerado un Off en la ciudad: «No es una vuelta del Grec -explica Álvaro-, no pretendemos competir con un festival de tanta trayectoria y con más presupuesto.» Quieren ser más Fringe Barcelona que Off Grec, pues creen que suma más y se identifica mejor con su voluntad de dinamizar el sector, siendo esta una «competencia» que más bien enriquece y lo espabila.
Acostumbrados a ver la marca Barcelona compitiendo con ciudades como Noya York o Londres, ahora quieren competir con Edimburgo, compartiendo su voluntad de innovar con el espacio. Sin embargo, mientras en el Fringe de Edimburgo hay «fiesta en la calle», con espectáculos abiertos, aquí «es un tema más delicado porque los artistas tienen que comer, también», explica la organización. Álvaro cree que «hay un exceso de cultura gratuita. Debemos empezar a valorar nuestra cultura, pensar que tiene costes «. Mientras van ganando patrocinadores, poco a poco, facilitan el acceso de los espectadores con unos precios populares, de 10 € la entrada.
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Texto: Neus Riba