La programación de danza de esta temporada del Sant Andreu Teatre lleva por título Danza o barbarie, y en el cartel podemos ver a dos bailarines desnudos de torso con dos cabezudos colgando de las manos. Se trata de una imagen del espectáculo Folk as queer, de L’Esbord, dirigido por el bailarín, coreógrafo y creador Pere Seda.

Pere Seda
La asociación de ideas e imágenes resulta especialmente acertada para plantear una serie de cuestiones que atraviesan nuestra sociedad y que, de forma muy concreta, la danza de raíz está canalizando. La desorientación y el catastrofismo que nos asolan y que nos impiden proyectarnos hacia el futuro, nos han obligado a preguntarnos por el valor de la tradición y qué debemos hacer con ella. Frente a la barbarie de la globalización capitalista, la danza de raíz propone buscar aquello que nos singulariza como comunidad y que puede unirnos como individuos, poniéndolo en valor desde una mirada artística.
En este marco se sitúa Seda como creador, así como otros jóvenes que participan en el Programa d’Impuls a la Dansa d’Arrel —promovido por el Departament de Cultura de la Generalitat, junto con la Fira Mediterrània de Manresa—, que en muchos casos parten de su experiencia en el mundo de los esbarts y las danzas tradicionales. Es el caso del coreógrafo barcelonés, que a los 22 años se graduó en el Conservatorio Profesional de Danza del Institut del Teatre, pero que desde los 3 ya participaba en el Esbart Maragall (del que todavía forma parte).
En 2022 presentó en Manresa su primera creación, L’Hereu Riera, un solo de calle en el que deconstruía las formas y códigos tradicionales del punt pla desde la danza contemporánea. Con una coreografía que sedujo tanto a danzantes como a bailarines, esta pieza fue uno de los primeros intentos de articular un discurso y una metodología propios sobre la danza de raíz, que Seda ha seguido desarrollando con Folk as queer (2024) —la pieza que podrá verse en el Sant Andreu Teatre los días 19 y 20 de diciembre. Con un espectáculo de sala para cuatro intérpretes, esta vez da un paso más en la deconstrucción de los bailes populares y en una reflexión aún más desinhibida sobre el imaginario y la estética tradicionales, entendiendo lo queer como un gesto de transgresión que no solo tiene que ver con la performatividad de género, sino también con la identidad cultural.
Precisamente sobre la identidad trata la otra pieza de Seda, Autoodi (2023) —que podrá verse en el Espai Texas los días 31 de enero y 1 de febrero—, creada en colaboración con la grallera Sònia Arias y con la participación de la drag queen Jessica Pulla. Se trata de un espectáculo más performativo, que combina música y danza, donde los dos creadores (y amigos) se preguntan por las contradicciones de dedicarse profesionalmente a la cultura popular, con el inevitable telón de fondo de las contradicciones que sentimos los catalanes respecto a nuestra propia identidad.
Una buena oportunidad, por tanto, para adentrarse en el universo creativo de Pere Seda y acercarse a la creación de raíz como refugio frente a la barbarie.
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