Tiene 59 años. Nacido en Barcelona. Actor de una amplia trayectoria, ganador de dos Premios Max y del Premio Nacional de Teatro, entre otros reconocimientos. Dentro de dos años, hará 40 que se dedica a la interpretación profesionalmente. Después de actuar en obras de Shakespeare, Chéjov, Pinter, Ibsen, Beckett, Ionesco, Camus y un largo etcétera, se ha hecho muy popular entre una nueva generación de espectador gracias a protagonizar la serie Merlín (TV3). Ahora, estrena, acompañado de Pere Arquillué y Lluís Villanueva, y bajo la dirección de Miquel Gorriz, una nueva puesta en escena de ‘Arte’ de Yasmina Reza, un texto traducido a 35 idiomas y representado con gran éxito en todo el mundo.
FRANCESC ORELLA: Es una responsabilidad participar en esta nueva puesta en escena de Arte pero, básicamente, es un placer. La responsabilidad está pero tampoco queremos tener la presión de tener que intentar estar a la altura. El montaje dirigido por Josep Maria Flotats fue de una manera, lo que hizo Ricardo Darín fue de otra … Y nosotros hemos hecho nuestra. Hemos intentado que sea muy cercana. Muy actual. Como decía Josep Maria Pou, las grandes obras son como las óperas: la gracia está en ver las versiones que hacen los diferentes cantantes. Con el teatro pasa lo mismo.
TEATRE BARCELONA: Por alguna razón, es una obra que el público tiene muy presente y recuerda con gran estima.
F.O .: Porque es una función de la que se puede disfrutar mucho viéndola y creo que dejó muy buen gusto. Sin embargo, ya han pasado más de 10 años de la versión argentina y unos 15 de la versión de Flotats. Creo que es un buen momento para volver a hacer con otros actores, otra propuesta escénica y una nueva concepción. Seguramente, hay mucha gente que tendrá ganas de repetir con este nuevo reparto y otros que la querrán descubrir ahora y, además, por primera vez, en catalán. Los grandes textos de la comedia contemporánea, como éste, siempre son una delicia hacerlos e ir a ver.
T.B .: ¿Por qué gusta tanto esta obra?
F.O .: Eso es como preguntar por la fórmula de la Coca-Cola… (Ríe). Yasmina Reza es una escritora muy hábil. Sabe mucho de teatro. Sabe mucho de dialogar y plantear situaciones. Es muy lista. Curiosamente, esta obra fue un encargo que escribió en seis semanas y le salió redonda. Es uno de esos fenómenos teatrales que sólo pasan de vez en cuando.
T.B .: Pero, tendrá que tener algún secreto…
F.O .: De entrada, tiene una escritura y una minuciosa artesanía teatral muy potente. Muy cuidada. Genera situaciones jugosas y diálogos muy afilados. Por otra parte, consigue ser intemporal. La sátira de este tipo de personajes masculinos, amigos, burgueses, pseudointelectuales que se comportan de manera ridícula está todavía vigente.
T.B .: Y la crítica al arte contemporáneo…
F.O .: Este tema está y da para mucho. Mi personaje, en concreto, dice una frase muy rotunda: «No creo en los valores que rigen el mundo del arte hoy en día. La ley de la novedad, la ley de la sorpresa es un concepto muerto «. Pero, de hecho, este no es el tema de la obra. Es sólo uno de los temas que trata. En realidad, Arte es una obra sobre la AMIT. Es una historia de tres amigos. De lo que rompe las relaciones y de las cosas que se llegan a hacer para reconstruir las amistades rotas.
T.B .: ¿Cuál es el problema de estos tres amigos?
F.O .: A pesar de la confianza y los años que hace que se conocen, tienen sus diferencias. No sólo de criterio, sino también de estatus y recorrido personal. Partiendo del cuadro blanco que se compra uno de ellos, gastando un dineral, se desencadena una discusión donde sale toda la mierda que escondían. Descubrimos, así, las relaciones de influencia y de poder entre ellos y la debilidad de los pilares fundamentales de la amistad ante ciertos comportamientos patéticos. En el fondo, es el retrato de tres patologías de unos hombres bastante ridículos.
T.B .: Este es el trasfondo serio de la propuesta, no?
F.O .: Es una obra con un contenido profundo. Sabe ir más allá de la superficie del conflicto. En determinados momentos, se vuelve ácida, incluso agrio, pero siempre sin dejar de hacer reír. Es una fotografía muy fiel de ciertos comportamientos machistas. En este sentido, se nota que está escrita por una mujer.
T.B .: ¿Cómo reaccionaste cuando te ofrecieron hacerla?
F.O .: Me sorprendió. La propuesta viene del Pere Arquillué que puso en marcha la idea y, enseguida, tuvo producción. Él pensó en mí para hacer uno de los personajes y me llamó muy rápidamente. A pesar de la sorpresa inicial, no me costó nada apuntarme a la aventura porque conocía la obra y me gusta mucho. Pensé que era muy buena idea remontar con un aire nuevo. Además, me apetecía mucho trabajar con Pedro con el que hicimos muchas cosas juntos en teatro pero ahora hacía tiempo que no coincidíamos. Y también tenía ganas de compartir escenario con Lluís Villanueva, con quien aún no había tenido la suerte de coincidir. Es un magnífico actor y amigo. Un fino estilista. Domina la comedia y es fantástico.
T.B .: Habías trabajado antes con Miquel Gorriz, el director?
F.O .: No. Lo conocía porque había visto algunos de sus montajes pero es la primera vez que me dirige.
T.B .: Y cómo valoras la experiencia?
F.O .: Muy positivamente. Él tiene mucho oficio. Muy buen oído, muy buen nariz y mucha mirada. Sabe lo que tiene entre manos. Sabe lo que quiere y cómo hacerlo te lo saber. Es un hombre de teatro. Una persona que disfruta de los actores, de la interpretación, de la puesta en escena … Y tiene un trato muy afable. Ha sido un gran placer y todo un descubrimiento para mí.
T.B .: Jordi Galceran, que ha hecho la traducción, dice que la obra es como un juguete. ¿Estás de acuerdo?
F.O .: Sí. Es un juguete con un engranaje teatral perfecto. Pero, como juguete, te puedes divertir con ella … sólo si sabes cómo funciona. Tienes que saber hacerla ir. Se debe respetar su mecanismo. Empezando por la misma escritura de la obra, donde los tres actores deben ser capaces de poner los matices que piden los personajes. Está muy bien escrita pero no funciona sola. Es un juguete interactiva. Quien la tiene entre manos tiene que aprender las reglas, como con cualquier comedia. Arte es como una partitura a seguir. Es una función donde los silencios son tan importantes como los diálogos.
T.B .: ¿Por qué?
F.O .: Los silencios y las pausas vienen en momentos de texto muy concretos. Harold Pinter también es un gran maestro de los silencios pero en otro tipo de teatro. En esta comedia es importante porque un silencio, pausa o puntos suspensivos quiere decir que al personaje le pasa algo y, por ello, calla o disimula. Todo esto es muy importante y, en este sentido, Miquel ha hecho un trabajo muy cuidadoso de dirección.
T.B .: Te identificas con tu personaje?
F.O .: Sólo en el aspecto más sanguíneo, más visceral … en eso sí que me acerco. Pero yo no soy tan radical respecto al criterio artístico como el personaje del Marco. No son tan clásico. Él es más estricto con sus aficiones y su punto de vista sobre el arte y la vida. Es un tipo rígido, un poco excitable. Enfada fácilmente … y eso, precisamente, es lo que le hace ser cómico. Cuanto más se indigna porque su amigo ha comprado este cuadro blanco por 200 mil euros hace reír más y más al espectador.
T.B .: ¿Por qué le indigna tanto, esto?
F.O .: Porque no puede aceptarlo. Él no cree en el arte moderno y lo considera un acto de esnobismo total de su amigo. En el pasado, ellos dos tenían una relación diferente. Mi personaje ejercía una cierta influencia en él. De alguna manera, era un poco su mentor. Sentía que su personalidad, un poco fuera de la norma, tenía una singularidad que le hacía sentir orgulloso de este vínculo. Pero ha pasado el tiempo y Sergi (Lluís Villanueva) ha cogido criterio propio. La compra del cuadro es una especie de traición a su amistad.
T.B .: Tras la buena acogida en el Temporada Alta, como lleváis la expectación que ha generado?
F.O .: La tenemos presente. Lo vemos en la venta anticipada. Esto es señal de que arrancaremos con fuerza. Otra cosa es que esta sensación se mantenga. Esperamos que sí. Esto ya depende de nosotros: intentaremos hacerlo bien para que el boca a boca funcione y que la gente que venga, la recomiende.
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T.B .: El boca a boca, precisamente, es uno de los muchos secretos del éxito de la serie Merlí.
F.O .: Merlí ha sido un fenómeno de unas dimensiones que ni nosotros mismos esperábamos.
T.B .: ¿Cómo ha cambiado tu vida en lo personal y profesional después de la serie?
F.O .: No ha cambiado excesivamente nada en el ámbito profesional. Lo que he notado es, básicamente, el reconocimiento del público popular en la calle. En especial, en los jóvenes es bastante brutal. Es increíble como ha cuajado el personaje y lo que significa la serie para los chavales de una franja muy amplia. Éramos conscientes de que esto podía pasar porque todos, empezando por los dos directores (Eduard Cortés y Menna Fité) hasta el equipo artístico y técnico, sabíamos que era un material muy interesante. Los guiones de Héctor Lozano son muy originales, atractivos, muestran varias caras, son realistas y tienen un ritmo y unos diálogos fantásticos. Teníamos claro que era un buen producto pero no hasta donde podía llegar su éxito. La televisión te aporta esta popularidad efímera, sin embargo, esencialmente, no te cambia la vida.
T.B .: Teatro, televisión, cine, premios… después de una trayectoria tan larga y completa, ¿qué crees que te queda pendiente de hacer?
F.O .: No me lo he planteado esto. Hay personajes que has leído y que has visto en otras obras que te gustaría hacer pero no tengo una meta específica ni una obsesión. Igual algún día la tendré y iré detrás de algún proyecto concreto pero, de momento, siento que he tenido mucha suerte, en esta profesión. Me ha ido muy bien. He trabajado mucho y he hecho personajes muy potentes de diversos autores y épocas. En este sentido, me siento muy privilegiado. Como actor, siempre estás aprendiendo. No tengo la conciencia de haber llegado a ninguna parte. He ido sumando. Se trata de eso: de ir evolucionando y creciendo. Espero que me pase como al vino, que mejora con el paso del tiempo. Esto es lo que veo de los grandes actores que admiro: con la edad, mejoran. Aspiro a tener salud física y mental para continuar mucho tiempo con este trabajo que me apasiona y es mi vocación.
Texto: Iván F. Mula
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