Joan Català y Roser Tutusaus: hierro, sonido y movimento

Redacció

Joan Català y Roser Tutusaus presentan 5.100 en el Auditori, dentro del ciclo Escenas. Nos colamos a un ensayo para ver cómo crean un espectáculo que han de levantar con sólo una semana.

El abuelo de Joan Català era herrero. Su padre y su hermano también lo son. Él, desde muy pequeño, ha «mamado taller»: esfuerzo, trabajo manual, artesanía. No ha seguido la saga familiar, pero, en cambio, lo ha hecho la base de su creación escénica. Aunque ha trabajado con compañías de circo y danza muy diversas como Circus Klezmer, Los 2Play, o Àngels Margarit, se le conoce, sobre todo, por su espectáculo en solitario, Pelat. Un espectáculo de calle estrenado en FiraTàrrega 2013 que le ha llevado por diversos festivales catalanes e internacionales y que ha triunfado por su aparente sencillez. Acompañado con poco más que un palo de cuatro metros y un cubo, ha revolucionado el circo yendo precisamente a las raíces en un espectáculo, además, de gran complicidad con el público.

Esta pasada edición de FiraTàrrega estrenó con éxito Menar (uno de los tres finalistas a mejor espectáculo de artes de calle por los Premios de la Crítica), que sigue su línea de trabajo entre el hecho artístico y el artesanal, en este caso a través de la cuerda, junto con Roser Tutusaus. Una bailarina que, tras licenciarse en periodismo, se fue hacia Holanda para formarse en danza, donde inició su carrera con compañías y coreógrafos como Anouk van Dijk DC. o Erik Kaiel. En 2011 volvió a Cataluña, donde ha colaborado con el colectivo Lamajara, Roser López Espinosa o María Campos y, claro, con Catalán. De esta unión artística nace ahora 5.100 en el Auditori. Un espectáculo que abandona la calle e incorpora músicos y acróbatas, pero que responde a una misma mirada.

CUANDO UNA PLANCHA DE HIERRO CONVIERTE INSTRUMENTO

Imagínese, por un instante, que El Auditorio se ha convertido en un taller. Hay planchas de hierro, llantas de coche, vigas … pero el sonido metálico estridente de los golpes de martillo se ha convertido en música. Imaginaos que cuatro músicos de la Frames Percussion (Feliu Ribera, Ferran Carceller, Rubén Martínez y Miquel Vich) exploran la sonoridad de unos materiales que, hasta ahora, nunca habían tocado. Imagínese, también, que tienen menos de una semana para crear un espectáculo. Pues exactamente eso es lo que me encuentro el segundo día de ensayo de 5.100.

Cuando El Auditorio propuso a Juan y Roser que formaran parte de la programación del ciclo Escenas, que fusiona artes escénicas y música, la idea era que incorporaran estos músicos a Menar. Ellos, sin embargo, decidieron crear un nuevo espectáculo porque «aunque la idea era estimulante, pasar de la calle y el silencio en una sala y la música nos ofrece la posibilidad de hacer y probar otras cosas», me cuentan. «Como sólo tenemos una semana para crear el espectáculo, pensamos que lo mejor era agarrarse a lo que nos es más familiar, lo que tenemos más a mano. Yo vengo del mundo del herrero, he mamado muchas horas de taller y tenía ganas de explorar el sonido, el movimiento y evocar a lo artesano, que es lo que ya estamos haciendo con Roser«.

«Lo que queremos es crear un espectáculo donde el sonido y el movimiento coexistan y dialoguen. Que a veces se apoyen, y otros vayan a la contra, pero que ambos tengan su espacio en la pieza «, dice Roser. «Para mí todo esto del hierro siempre ha sido ruido, golpes de martillo a la chapa, pero a pesar de la frialdad que tiene el hierro, tiene una sonoridad que, según como el trabajes, puede tomar una dimensión muy bestia», añade Juan. Para ella, «lo más curioso es que los músicos pueden poner patrones y tocar estos instrumentos con partituras».

Juan y Roser han optado por mantener al máximo el lenguaje de la calle. El público no estará sentado en sillas, sino que se podrá mover por la sala. «Concebimos el espacio como un taller. En cierto modo todo está a la vista. Quizás es una idea romántica, pero no es que os invitamos a estar con nosotros, sino que estamos todos juntos. El público estará mirando como una gente trabaja. Esto nos ayuda a no estar tan perdidos. No estamos en la calle, pero seguimos teniendo la gente cerca, sintiéndose la respirar y podemos mirarla directamente a los ojos. Todo ello, cuando estás Performa, es complicado y difícil de gestionar, pero te da algo que no te dará nunca un escenario a la italiana».

ESCOGER, INEVITABLEMENTE

«Lo que está siendo más complicado es aprender a seleccionar, tomar decisiones. Tenemos sólo una semana y somos siete personas, siete imaginarios diferentes «. Esto puede generar cierta frustración «porque te das cuenta que hay cosas que tienen un potencial que no estarás a tiempo de sacarlo». Pero no sólo eso. Juan y Roser hace tiempo que trabajan juntos. El proceso de creación de Menar ha sido largo -de hecho, para ellos, aún está en proceso- y tienen un lenguaje común. «Nos gusta trabajar desde la naturalidad escénica -aunque podríamos discutir si realmente existe o no, desde un lugar donde las cosas toman más espacio y son menos literales. Trabajar con unos músicos que siempre han estado detrás su instrumento, nos está haciendo ver cómo nos cuesta hacer el traspaso de las herramientas que utilizamos para llegar. Constantemente nos preguntan: «¿Cómo lo hacemos, para dejar el tubo?» «Y para coger la chapa?» Para nosotros, sencillamente se trata de hacerlo como lo harías fuera del escenario. No estamos acostumbrados a decirlo, con una mirada, un gesto, nos entendemos «. Para ellos, dice Roser, «todo es muy abstracto; aún lo tienen que ver, vivir y practicar».

Este tándem se mantiene en la creación del espectáculo. Roser, que arrastra una lesión que la mantendrá apartada de los escenarios unos meses, sin embargo, ha acabado haciendo la mirada externa. No era la idea inicial y le gustaría ser dentro con ellos, pero se han dado cuenta de que, en un proceso de creación como este, «es necesario». «Me ha sorprendido la necesidad de la figura externa, pero por cómo está dispuesto el espacio, que es muy grande, y debido a que somos mucha gente, nos hacía falta. A veces desde dentro tardes más en tomar decisiones que, en cambio, desde fuera, se ven rápido «, reconoce la Roser. A Juan, dice, también le está yendo muy bien. «No es que delegue completamente, cuando llegamos a casa miramos los vídeos juntos y miramos qué es lo que no funciona, pero de esta manera ella ve muchas cosas que después podemos comentar. Hay un 50-50 que no está hablado ni cerrado, pero funciona».

Además, cuentan con la complicidad de dos acróbatas como Armando Rabanera, a quien vemos habitualmente con la compañía de circo Eia, y Anna Buraczynska. «Nos ha tocado la lotería con ellos. Ana sustituyó Roser y el Armando el incorporamos hace sólo una semana, porque también se lesionó otro chico. Y, aunque esto te trastoca porque tienes tus planes, la idea de una persona, una manera de hacer y de moverse -con sus virtudes y sus defectos-, nos hemos encontrado con dos personas con muchas ganas de trabajar y humanamente fantásticas».

UN PREMIO QUE SE HACE RARO

Nadie que haya visto Llevar pondrá en duda que este dúo funciona a la perfección: desde la primera mirada al movimiento más complejo. Pero quizás lo más bonito es que Juan y Roser consiguen trasladar su complicidad al público. Desde la primera parte, donde tenemos la sensación que comparten parte de su intimidad, de una atracción que se adivina en cada gesto, al final, cuando -como Pelado – el público se convierte en un elemento indispensable para la consecución de la pieza.

La reacción ante la nominación a los Premios de la Crítica, sin embargo, no ha sido la misma. Mientras que ella está «muy agradecida» y satisfecha que el espectáculo haya gustado, Joan la ha recibido con reservas. «Para mí es muy raro que se premie Llevar porque todavía necesitamos trabajarlo mucho. Y cuando digo mucho, quiero decir: mucho, mucho. De hecho, dos días -literalmente- antes de presentarlo a FiraTàrrega cambiamos la estructura de la pieza. No teníamos ni idea de si funcionaba o no». Sin embargo, Juan está «muy contento» por la Roser, a quien también han nominado como mejor bailarina, sobre todo teniendo en cuenta la lesión; «Le da sentido a todo ello, te ayuda a creer en lo que haces y ver que te tienen presente». Ahora quieren revisitar la pieza y ver hacia dónde la llevan. Tienen muchas ganas, pero la lesión de Roser hace posponerlo. Esperamos que se recupere pronto. Seguidlos de cerca, vale la pena.

Texto: Mercè Rubià

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