La compañía Dei Furbi, ganadora del Premio Max 2014 en la mejor obra musical para La flauta màgica, estrena nuevo espectáculo en La Seca. Trilogia Mozart – Così Fan Dei Furbi es una interpretación muy libre de la trilogía más famosa del género operístico: Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Così fan tutte.
Los Dei Furbi son pura energía. Desprenden alegría y optimismo y da la sensación de que están convencidos de lo que hacen, lo hacen bien y que gustar. Eso sí, con la humildad de aquellos que llevan muchas horas de esfuerzo en la espalda para estar donde están y en cambio hacen que parezca fácil hacer lo que hacen. Trilogia Mozart – Cosí Fan Dei Furbi es su octavo espectáculo y, una vez más, pasa por La Seca–Espai Brossa. El director de la sala, Hermann Bonnín, destaca «las profundas convicciones» de la directora de la obra, Gemma Beltran, convencido de que es «el puntal de la personalidad de cada uno de sus espectáculos«.
Después de La Flauta Màgica «queríamos reflexionar y ver qué lenguaje escénico hacer y hemos perdido la cabeza, no sabemos dónde lo tenemos!», bromea Beltran. «No hacemos tres óperas, hacemos una transgresión radical de tres obras, respetando el hilo argumental, que hace evidente como los aristócratas abusan de sus privilegios«. La Trilogía les permite, dicen, tener la posibilidad de pasar de la comedia a la tragedia aprovechando los grandes momentos de emoción de la música de Mozart.
Queralt Albinyana, Anna Herebia, David Marcé, Robert González y Albert Mora interpretan varios personajes en una obra que dura poco más de una hora y que quiere ser un «divertimento» con capacidad de mezclar humor, reflexión, teatro y música. Para ello, también han introducido algún fragmento de Molière que pone en evidencia cómo las mujeres eran tratadas como meros objetos. Y, evidentemente, han dado toda la importancia a una música, adaptada por Paco Viciana, que interpretan con un único instrumento, la voz.
También ha perdido la cabeza la falda protagonista de la obra, una falda nada menos que de tres metros de altura y que se adapta a todas y cada una de las circunstancias de la historia. En un principio es una falda expuesta en el museo regentado por Don Alfonso (Così fan tutte) que quiere evocar como muchos aristócratas perdieron la cabeza durante la Revolución Francesa. «Literalmente!», recuerda Beltran. Pero después será un escondite o incluso el gran agujero donde será engullido alguno de los personajes. Una mirada lúdica detrás de una apariencia divertida y espíritu carnavalesco para hablar de la deshumanización que provoca el uso y abuso de los privilegios de la aristocracia.
Texto y fotografía de la compañía: Mercè Rubià