Liceu Mar, este es el nombre del que podría ser la segunda sede del Gran Teatre del Liceu y que daría una nueva vida al antiguo cine Imax del Port Vell. La Comisión Ejecutiva del Liceu ha dado luz verde para seguir trabajando en los estudios técnicos y económicos necesarios para constatar la viabilidad del nuevo proyecto que se impulsará a tres bandas: el Puerto de Barcelona, el Ayuntamiento de ciudad y el propio Liceu.
El nuevo edificio, que se convertiría en segunda sede del Gran Teatre del Liceu, es un eje estratégico que el Teatre lleva tiempo estudiando y que, recientemente, ha ido apuntando en algunas comunicaciones. Este nuevo espacio pretende ser un espacio polivalente y dinamizador de la ciudad de Barcelona, abierto a toda la ciudadanía. Entre los objetivos ya mencionados por el Teatro, estas instalaciones permitirían complementar la actividad educativa y de El Petit Liceu del propio Teatro, fijar una temporada estable de danza, posibilidad de programar óperas barrocas o de cámara y, además, poder contar con una sede por un Centro de Ópera de Nueva Creación, un ente que impulsaría la nueva ópera desde todos sus ámbitos: composición, dramaturgia, dirección de escena, etc. Esta iniciativa también permitiría al Liceu el trabajo en red con profesionales y agentes escénico-musicales de la ciudad y del país.
Estos próximos meses deberían servir para analizar la viabilidad del proyecto.
El antiguo cine Imax Port Vell
Esta sala de cine, obra de los arquitectos Enric Sòria y Jordi Garcés, se inauguró en 1995 y está ubicada en el recinto de ocio Maremagnum de Barcelona. Fue una de las 10 salas de gran formato más taquilleras del mundo.
El entonces alcalde Pascual Maragall describía la sala como «uno de los símbolos de la Barcelona del siglo XXI», dadas su tecnología de última generación: proyectaba películas una pantalla de 7 pisos de altura, en formato 3D y sobre una cúpula de 900 m2. Tras 19 años de vida, la sala cerró el 2014 por problemas económicos de la empresa gestora.