'El carrer Franklin', desahucios y farsa cunillesca

Mercè Rubià

Josep Maria Miró dirige una comedia alocada de Lluïsa Cunillé que radiografía la crisis económica actual con acidez en la propuesta del Teatre Nacional para el Festival Grec.

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¿Se puede hacer una farsa y comedia de los desahucios? «Se puede hacer humor de todo, si detrás hay inteligencia», dice Josep Maria Miró, director de El carrer Franklin. Y Lluïsa Cunillé no sólo es una dramaturga inteligente, sino que además tiene una gran visión política que se acentúa en este espectáculo. «Releed el texto que escribió para el Ciclo Fronteras, Geografía, y veréis cómo la realidad se empeña en parecerse a la ficción», recomienda el director del TNC y aquí también actor, Xavier Albertí. «Allí encontraréis los que poco después veríamos los culebrones de novias y viajes a Andorra». Aquí, dice, vuelve a pasar: «sólo hay que leer el periódico hoy, con corralitos y colas en los cajeros automáticos». Y es que esta farsa cunillesca parte del drama de los desahucios para hacer una crítica más global a una sociedad «que se está revelando insensible a derechos básicos como la vivienda y el trabajo». Siempre huyendo del naturalismo y el psicologismo, dice el director, que asegura que «lo que es absurdo es el mundo», no las situaciones de Cunillé. «Es un poco marxista, tal vez?», pregunta el director del Grec, Ramon Simó. «Seguramente, podéis tomar todos los Marx que queráis», responde Albertí.

THATCHER, ALBERTÍ Y LOS TACONES

«Antes de dirigir no había llevado nunca talones, ahora ya soy un especialista» bromea Albertí, que ya se ha habituado a travestirse para abrir y cerrar la temporada. Aquí es una profesora de piano y solfeo, tangos y culplets de cuerpo masculino y «sexualidad futurista» a punto de ser desahuciada, junto con su marido taxista (Xavier Pujolràs). La vecina de la pareja (Lina Lambert) es pariente de la ilustre primera Ministra Margaret. Ahora, después de su muerte, el gobierno Británico le ha hecho llegar un pequeño puñado de cenizas de la Dama de Hierro con algunos efectos secundarios. Y entre muebles y cenizas, también llega el gobernador del Banco de España (Oriol Genís), que ha perdido una carta de amor comprometida en el taxi del marido de la cupletista. Un banquero en crisis que ya no puede conceder ningún crédito porque ya hace tiempo que ha perdido su, de crédito.

Texto: Mercè Rubià / Vídeo: Albert Ibáñez / Fotos: TNC

 

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Periodista. Teatrera. Enamorándome de la danza y del circo. Advertencia: Si la mayoría de mis recomendaciones tienen muchos aplausos no es por falta de criterio (que quizá también), si no porque prefiero hablar de las obras que me gustan. Muy lejos de querer hacer (o ser) crítica.

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