"Un primer paso; damos un empujón?"

Denise Duncan

Cuando el Festival Grec anunció que esta edición estaría dedicada a África me saltaron todas las alarmas, no te voy a mentir. Lo que sí puedo hacer es explicar por qué; la respuesta es sencilla: la ignorancia. Durante siglos, el continente africano ha sido mirado desde la blanquitud como un peligro, una fuente de permanente pobreza (cortada por múltiples iniciativas de salvadores blancos) y como una oportunidad de exotización folclórica. Así, el festival corría el peligro de irse por caminos que, alegremente, no han sido finalmente el caso.


Denise Duncan: autora, directora y activista

La invitación para escribir este artículo era hacer una reflexión sobre el arte africano, el arte afrodescendiente y la presencia en Barcelona, pero he decidido rebelarme. Me he acostumbrado a ocupar los espacios para llevar la conversación a los lugares que me parecen urgentes, y este es el caso. Así, no hablaré de las diferencias entre el arte «de África» y «de España». Y no lo haré porque sería perpetuar el estereotipo de que África es una masa homogénea, cuando se trata de un continente enorme que no puede ser abarcado ni por un artículo de 5.000 caracteres ni para un festival.

«Todavía no hemos superado la concepción errónea de que la negritud es sinónimo de extranjería»

Sirva este artículo, entonces, como acto de rebeldía para invitarle a hacer una reflexión más grande, y es la presencia, desde hace siglos, también del afrodescendència en Barcelona. Aún no hemos superado la concepción errónea de que la negritud es sinónimo de extranjería; desde la construcción de la historia de las artes se han hecho pocos movimientos para reconocer el legado africano que ha sido parte de la constitución de la identidad de este país. Iniciativas como Gurumbé, canciones de ti memoria negra, documental de Miguel Ángel Rosales, son la excepción a la regla. Sin embargo, ni Europa, ni España ni Cataluña son ya cuna de la hegemonía blanca, pero ni lo que vemos en escena ni el que se estudia profundiza en la diversidad intrínseca del territorio. Y aunque lo fueran -quiero decir, aunque los negrxs fuéramos todos y todas extrangerxs- también conformamos parte del panorama y somos agentes culturales. Suena a obviedad, pero en la práctica esta verdad de Perogrullo nos escapa.

Duncan presenta ‘El combate del siglo’ en la Beckett, dentro del Grec 2021

Me noto enfadada, esa es la verdad. Pero como no estarlo? Pienso, por ejemplo, que durante mi paso como estudiante por el Instituto del Teatro nunca me mencionó una sola autora o un creador africanos. Ni uno. Sí que se me habló de europeos, de gente de Estados Unidos, incluso recuerdo algún monográfico sobre teatro japonés. NI UNA SOLA PERSONA AFRO. En cinco años. Así, desde el principal centro de formación en artes escénicas de Cataluña, África no existe, y tampoco existe la afrodescendència nacional o internacional. Hablo de grandes nombres, de premios Pulitzer; estas personas no existen. Nadie nos habló de las decenas de creadoras que cada día luchan por ocupar el lugar que les corresponde en Cataluña; estas personas no existen. Es decir, desde la misma autoridad de la academia, la diversidad ha sido sistemáticamente negada. Celebro, pues, que el Griego haya dado un primer paso en una dirección de cambio.

«Habría que hacer una revisión profunda, desde las artes escénicas, de la representatividad y la representación de la diversidad étnica»

La segunda reflexión es la necesidad de cambiar el paradigma general. Me explico: un festival dedicado a África y afrodescendència no puede quedar en una anécdota, no nos lo podemos permitir. ¿Qué significa esto? Que habría que hacer una revisión profunda, desde las artes escénicas, de la representatividad y la representación de la diversidad étnica, desde la programación y quien enuncian las historias (dramaturgia, dirección), las historias que se cuentan -desde las que pretenden reparar y reconstituir la historia olvidada hasta las que no del tema étnico (nos pasan otras cosas) – hasta los que ejecutan el trabajo en escena y fuera de escena -os habéis parado a pensar en ese momento en el que una actriz no tiene quien la pinta adecuadamente?

Os lo ponemos fácil: desde Tinta Negra hemos elaborado un manual de buenas prácticas para el tratamiento de la diversidad étnica en escena, que consiste en una serie de recomendaciones, así como una lista de marcadores y mecanismos de revisión que estamos dispuestas a compartir con quien tenga ganas de revisar un poco (tintanegrabcn@gmail.com). Sobre todo porque -y con ello acabo- la necesidad de la diversidad y de nuevas voces e historias en las artes escénicas no es sólo de las personas afrodescendientes: las personas caucásicas también necesitan completar su visión de la realidad. Nos merecemos como sociedad llevar más allá este paso inicial del Festival Grec, merecemos dejar la inopia de ignorar la riqueza que implica dejar de lado la historia única, aquella de la que habla Chimamanda Ngozi Adichie. Somos diversidad fuera de escena. Podemos serlo en escena?

Brindo por el primer paso. Nos ayudáis a dar un empujón para el segundo?

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