El ser humano siempre ha buscado grandes respuestas a las grandes incógnitas de la existencia, pero no solo de la existencia humana, sino también de la realidad misma: «¿por qué el ser y no más bien el no-ser?» se preguntaba el filósofo alemán Martin Heidegger. Así como la filosofía o el arte formulan estas preguntas, la mística y la ciencia intentan darles respuesta.
El dúo artístico formado por la catalana Júlia Robert y el británico Rudi Cole ha encontrado en la danza su manera de vehicular el misticismo con el conocimiento científico a través del cuerpo y el movimiento, entendiendo la danza como una puerta de entrada a la autorealización y el despertar de la conciencia. Humanhood es el proyecto que acoge la creación de la compañía, pero también la formación para bailarines y bailarinas, y la experiencia de lo que llaman «movimiento global» de personas que siguen su camino.
Aunque todos los discursos místicos o moralizantes (new age o de autoayuda) deberían poner en alerta el sentido crítico de cualquiera —y los más de 131.000 seguidores en Instagram dan mucho que pensar—, lo interesante de Humanhood es que, en sus espectáculos, ha encontrado una calidad de movimiento basada en la naturaleza y la ritualidad, en la que el binomio cuerpo y coreografía son el principal elemento escénico y dramaturgico. Esta calidad de movimiento se caracteriza por la fluidez y, al mismo tiempo, la precisión de unos cuerpos disponibles, como si la energía del movimiento los atravesara y no pudieran resistirse, como si realmente hubiera algo más grande que ellos. De ahí que se caracterice por una puesta en escena aparentemente austera —aunque el diseño de iluminación y el espacio sonoro son totalmente sofisticados—, pero con una alta sensibilidad visual y musical, centrada en el cuerpo en movimiento y la comunidad que forma el grupo de intérpretes.
Establecida en Birmingham, la compañía catalano-británica pasará por el festival Grec de este año con su última creación, Vortex, una pieza estrenada en 2025 que se adentra en la experiencia del punto más turbulento y dinámico de un flujo rotatorio: el centro de fenómenos naturales como los tornados. Entre la mística y la ciencia, el vórtice representa esa intensidad de movimiento que tan pronto destruye como transforma, una fusión entre la belleza y el poder de la naturaleza, así como de la conciencia humana. En el espectáculo, que se podrá ver en el Mercat de les Flors los días 2 y 3 de julio, la danza de Humanhood se convertirá en la representación de esta energía dinámica, entre física y cósmica, que nos atraviesa y transforma como seres vivos.
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