Sota teràpia se estrena este jueves 14 de octubre en el Teatre Auditori de Sant Cugat y hará temporada, a partir del día 19, en el Teatre Borràs.
No se esconden. Sota teràpia bebe de comedias como El método Grönholm y Toc-Toc. Tres parejas, interpretadas por Marina Gatell, Cristina Plazas, Andrés Herrera, Francisco Ferrer, Miquel Sitjar y Meritxell Huertas, se someten a una terapia grupal donde una psicóloga, sin estar presente en la sesión, los va dando consignas. El texto de Matías del Federico, que ganó un concurso de dramaturgia argentino en la búsqueda de obras comerciales, hace cuatro temporadas que se mantiene en cartel en Buenos Aires. Desde hace dos temporadas también se puede ver en Madrid, dirigido por el mismo Daniel Veronese. Ahora llega por primera vez en catalán en el Teatre Auditori de Sant Cugat, donde los actores hacen un ultimo stage de una semana, y luego en temporada en el Teatre Borràs.
La obra, que transcurre en un solo espacio y con los seis actores permanentemente en escena, muestra «las dificultades para expresarse en la vida y los impedimentos que tiene cada uno para ser un poco más feliz». Para el director argentino, Bajo terapia es «puro juego», una comedia hilarante de ritmo vertiginoso donde «es fácil que el público se sienta identificado con los personajes». A diferencia de otras comedias similares, sin embargo, tiene un final más crudo «que tiñe todo lo que hemos visto antes de un color diferente».
«El teatro es un proceso comunitario»
«Sota teràpia es velocidad, intensidad, juego. Inevitablemente debemos ser una familia porque si uno no está al 100%, repercute absolutamente con el resto. Nunca me había sentido tan responsable de despistarme dos segundos! «, Explica la actriz Cristina Plazas. Por Andrés Herrera, que ha trabajado anteriormente con Veronese, esta es una de las marcas de la casa del director. «Tiene una manera de trabajar que hace compañía, que todos se impliquen para contar la historia de manera que los egos y los individualismos queden en un segundo plano y eso, en una partitura tan difícil como ésta, se necesita más que nunca». El argentino asegura que «todo el teatro es un proceso comunitario, una maquinaria poética donde cada tornillo debe ajustarse con la precisión necesaria para que funcione».