El dolor tiene muchas caras y mil maneras de expresarlo cuando se le permite manifestarse. El dolor que siente un padre por la muerte de un hijo es profundo y descarnado. El protagonista de la historia de Tarantino lo expresa hablando, con un discurso inconexo, disperso, a una velocidad increíble, mezclando personajes y registros, yendo hacia delante y atrás. Cuesta entrar en este texto abigarrado y difícil pero poco a poco todo se va descubriendo, todo va teniendo sentido. Únicamente hay que dejarse llevar por el sonsonete a veces lírico y poético, otras grosero y rudo. Se va destrenzando poco a poco todo el contenido dramático de la trama que en general expresa una profunda disconformidad con su situación personal. Oriol Genís es este padre desesperado que nos regala este monólogo mientras espera en la puerta de la sala de autopsias en la que está su hijo. Oriol Genís fue nominado a mejor actor a los premios butaca por la interpretación de este texto cuando se presentó hace cuatro temporadas en Barcelona. Hoy lo hemos podido comprobar y corroborar. En esta ocasión está dirigida por Jordi Prat i Coll (Premi Ciutat de Barcelona 2018 por “Els Jocs Florals de Canprosa”) y magníficamente traducida por Albert Arribas.
Después de haber visto Stabat Mater la temporada pasada y haber repetido en ésta, podemos reconocer a Antonio Tarantino en esta obra “Vespres de la Beata Verge”.
Dos monólogos, dos personajes vulnerables, heridos y desgraciados. El mismo tipo de lenguaje y expresión verbal para llevarnos a una historia insoportable. No hay resignación sino esperanza. El padre la encuentra ayudando a su hijo a viajar hacia algún lugar, a este paraíso que ni él mismo sabe dónde está ni cómo explicar. De las conversaciones simuladas por teléfono se desprende una ternura infinita. El padre encuentra la manera de ayudarlo ofreciéndole lo que el hijo más hubiera necesitado: aceptación.
Esperemos que no tarden mucho en ofrecernos las otras dos piezas de esta cuatrilogía (Los cuatro actos profanos) que faltan: “Passione secondo Giovanni “ y” Lustrini”. Seran muy bienvenidas.