No negaremos que el argumento es poco más que un disparate salpicado de canciones. Tampoco negaremos que la excusa del programa de mano es precisamente esto, una excusa, puesto que cuesta de ver «una reflexión sobre el papel de las mujeres en la historia de nuestro país, usando el símil de la mujer como corista». Pero, a pesar de todo, el espectáculo tiene su encanto y te atrapa desde el primer momento. Quizás será por algunas de las canciones recuperadas o quizás por algún que otro buen chiste, aunque pienso que se debe principalmente al carisma y a la complicidad de las cuatro actrices –Mercè Boher, Cinta Moreno, Patrícia Medina y Rocío Manzano-, que asumen con toda naturalidad diálogos imposibles y descripciones ininteligibles de los procesos astrales. En definitiva, un divertimento que no va más allá y que no hacía falta disfrazar con mensajes reivindicativos.
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