Las vergüenzas de Europa

Uppgivenhet

Uppgivenhet
17/01/2023 - TNC – Teatre Nacional de Catalunya

Uppgivenhet podría ser la prima hermana de aquel Síndrome de gel que Clàudia Cedó estrenó el abril del año pasado. Es curioso que dos obras de texto catalanas hablen casi a la vez de un tema social circunscrito en principio a Suecia, a pesar de que la cuestión es tan preocupante que entendemos el interés y también la coincidencia. Sea como sea, las historias de Cedó y de Daniel J.Meyer transitan caminos diferentes. Si la primera se centraba en las consecuencias y en todo lo que rodeaba el problema de dos hermanas, la segunda lo enfrenta de mucho antes y nos coloca como testigos directos de lo que ocurre en un centro de inclusión. Además, las relaciones entre  Tarik, Ivan e Inge son la causa de muchas de las desafortunadas situaciones que irán sucediendo, sin olvidar el trasfondo político y las continuas trabas que la administración sueca pose a cada paso.

Lo más interesante de Uppgivenhet es precisamente el contexto, todo aquello que no vemos pero que está y que resulta muy amenazante: el control por parte de los vigilantes del centro, los expedientes, las detenciones, las deportaciones… Todo eso nos hace entender la presión a la que viven sometidos los recién llegados, por más clases de lengua que les den y por más actividades musicales que les organicen. El centro quiere parecer un lugar normal, pero no deja de ser una pequeña prisión para gente que lleva detrás suyo una vida de sufrimiento, de guerra y de muchas injusticias. Y entre ellos, los más inocentes de todos: los niños.

A la obra le cuesta arrancar y quizás se entretiene demasiado en la presentación de personajes. Es cierto que quiere mostrar más que explicar, y es cierto que al dejar las amenazas fuera de campo hace que tarden a ser evidentes, principalmente para el personaje de Petar. En este punto tengo que reconocer el gran trabajo del joven Biel Castaño, un descubrimiento realmente esperanzador. A su lado, tres actores con trayectorias diferentes pero con mucha más experiencia: el siempre eficaz Quim Àvila, la luminosa Diana Gómez y el emergente Pau Escobar. Todos juntos, y gracias a la ágil dirección de Montse Rodríguez, consiguen dotar al montaje de una gran energía. Quizás a veces las acrobacias y algunos elementos gestuales resultan excesivos, o incluso gratuitos, pero el público responde positivamente… y de momento ya ha agotado todas las entradas.

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