La compañía La Ruta 40 nos regaló en el año 2015 la sorprendente obra Dinar de Nadal que ganó merecidamente el premio butaca al mejor espectáculo de pequeño formato y fue finalista en otros premios. Carlota Subirós ha sabido aprovechar el gran potencial de esta compañía para dirigir una pieza periodística muy elaborada.
Es un trabajo documental realizado con cuidado y respeto. Son recortes de la historia que los más mayores conocemos bien pero los jóvenes, que era la mayoría del público, podían encontrar a faltar elementos para comprender la profundidad del mayo del 68 o las movilizaciones obreras y estudiantiles de los años 70. Las huelgas de los astilleros de Gijón del 2000 son la suma de todas las luchas obreras anteriores. Las discusiones entre huelguistas y sindicalistas habrán recordado seguramente a los más jóvenes el 15M con las dificultades que supone una lucha desde las bases mediante el movimiento asambleario. Pinceladas sobre otras revoluciones se van intercalando de manera rápida y ligera: el movimiento por el reconocimiento de los derechos Civiles de la gente de color en EEUU, la lucha por la liberación de la mujer, el movimiento LGTB, el 20-S en Catalunya y las luchas contra los desahucios. La obra transmite optimismo sin caer en la ingenuidad.
La escenografía es muy original. El centro de la sala está rodeado por un patio de butacas cuadrado en el que los espectadores son incorporados a la asamblea mediante libros, cervezas, vasos de vino y la presencia de los actores entre el público interpelando a éste y haciéndole sentir partícipe de la discusión. Las imágenes de archivo proyectadas sobre unas cajas de madera aportan toda la información necesaria para conseguirlo. Alberto Díaz, Albert Prat, Alba Pujol i Maria Ribera dan vida a los diferentes personajes que aparecen en cada lucha.
La obra finaliza con un video de Raimon del año 76 cantando “jo vinc d’un silenci”. Toda la obra queda enmarcada por este símbolo de lucha desde el título“jo vinc d’una lluita que és sorda i constant” i “en frases solemnes no hem cregut mai” hasta la canción completa al final. Algunos, con lágrimas en los ojos, dejamos atrás la nostalgia para continuar la lucha.