Es muy interesante plantear textos y representaciones teatrales que traten acerca de la contemporaneidad más cruel del espectador para apelar a su reflexión posterior. Confrontar problemas actuales en escena, sobre todo cuando son controvertidos para la sociedad, es interesante y supone un ejercicio creativo muy valioso. En este caso, el texto de Pau Miró—quien también dirige la representación—plantea una situación en la que se refleja el auge de las ideologías de extrema derecha en una juventud individualista que deriva en acciones racistas, homófobas, machistas…
Una historia real es una ficción de la realidad en la que un escritor reconocido—encarnado por Julio Manrique—ve su éxito profesional contra las cuerdas debido a un episodio de violencia racista protagonizado por su hijo. El escritor, centrado en una novela políticamente marcada por valores humanitarios ve tambalearse todo su mundo personal al ver que su trabajo privado—el de padre—ha dado como fruto a un joven con una ideología ultraderechista. Pese a ser un planteamiento muy interesante, lo atractivo del conflicto dramático—el auge ultraderechista en la juventud—pierde la fuerza que promete. En lugar de ser el centro del conflicto, se acaba diluyendo y planteándose como algo secundario. No evita incomodar al público citando a dirigentes políticos contemporáneos como Trump, pero tampoco incide en caracterizar y describir detalladamente este perfil ideológico creciente en la sociedad actual.
En su lugar, la representación se centra mucho más en un nivel metaliterario y ficcional en el que se reflexiona en la figura del escritor autobiográfico y los problemas que derivan de escribir acerca de la vida de uno mismo. Pese a que se extraen reflexiones muy interesantes y la representación es intensa y emotiva, la obra no termina siendo lo que promete sino una reflexión muy alejada de una lectura profunda de la política y sociedad contemporáneas. Bajo mi punto de vista, este giro no es un error, pero sí un cambio radical respecto a lo que se propone inicialmente. Es muy interesante y valiosa la aproximación que se hace de lo metaliterario, al igual que la que se deriva de los diversos niveles de ficción que suceden en escena: los textos del padre, del hijo, los libros ya publicados…
El trabajo del elenco es espectacular. Los cuatro personajes son encarnados por Julio Manrique, Nil Cardoner, Laura Conejero y Mireia Aixalà, quienes hacen una interpretación realmente potente y emotiva. Debe destacarse la interpretación de Nil Cardoner, que da vida al joven protagonista con una potencia muy destacable. Sin embargo, es también notable que los personajes femeninos de la obra tienen un planteamiento mucho menos profundo, aunque valioso.
Una història real, en síntesis, es una obra muy potente, intensa y emotiva que problematiza acerca de los problemas individuales de una familia. Aunque se plantee como algo mucho mayor—una reflexión acerca de ese auge de ideologías neofascistas—, la representación es exitosa y su escenificación bien planteada. Se trata, como bien dice el título, de una historia muy real, insertada en una contemporaneidad feroz aunque con un tratamiento superficial de los motivos reales—colectivos—de un caso familiar individual. Sus reflexiones metaliterarias, su gran elenco y su potente trabajo hacen de esta representación muy interesante.