Una Gossa en un Descampat nos habla del aborto, un tema todavía tabú en nuestra sociedad. A través de un texto muy íntimo escrito por Clàudia Cedó y una dirección magistral de Sergi Belbel, asistimos a una obra de teatro de una belleza poética increíble y que lanza unos mensajes muy interesantes al espectador.
Como por ejemplo, la existencia de una masa humana donde el dolor de una es el dolor de todas o la maternidad de una es la maternidad de todas. Como si hubiera un hilo invisible que conecta a la protagonista con su madre, su abuela y así hasta crear una masa universal femenina y una historia común, una historia universal.
Es evidente que hay una voluntad de trabajar la simultaneidad de acciones, encadenando varios diálogos, escenas y espacios independientes de manera simultánea. Consiguiendo un ritmo de relato en cadena gracias al cual el espectador se mantiene conectado a la historia en todo momento.
Otro acierto de esta obra es el desdoblamiento del personaje principal en dos actrices. Vicky Luengo y Maria Rodríguez interpretan magistralmente este diálogo interior de la madre con su propia conciencia y nos hacen viajar a este descampado lleno de desechos.
Finalmente llegamos a una pregunta que se hace la protagonista y que todo el mundo se ha hecho alguna vez. ¿Cuál es el sentido de las cosas que nos pasan? ¿Hay una causalidad real entre nuestras acciones? Pues parece ser que no, pero la autora nos da la cura contra esta injusticia, nos da ficción.
Gracias a la historia secundaria del director de teatro y su musa interpretados por Xavier Ricart y Anna Barrachina, entendemos que en la ficción podemos encontrar todo el sentido que no encontramos en la vida real. Todo tiene una causa y una consecuencia en la ficción, y esto nos ayuda a paliar la aleatoriedad de esta vida en la que vivimos.
En definitiva, un viaje íntimo hacia el interior del ser humano, una fuerte dosis de sinceridad sobre el escenario.