Una profesión de putas

Una altra pel·lícula

Una altra pel·lícula
01/11/2015

David Mamet, reconocido como uno de los grandes autores teatrales norteamericanos contemporáneos, escribió un libro en 1994 titulado Una profesión de putas, en referencia al oficio de escritor según su experiencia durante sus años de carrera. Esta misma definición, críticamente devastadora, parece poder aplicarse a los productores, guionistas y estrellas del Hollywood de los años ochenta, cuando Mamet trabajó en diversos filmes muy importantes, y escribió este Speed the Plow (traducido ahora como Una altra pel•lícula).

La obra es una sátira feroz del capitalismo que esconde la industria cinematográfica, donde todos sus responsables tienen que comportarse, necesariamente, como despiadados carroñeros que sólo piensan en los beneficios y nunca en la calidad artística de sus productos, si no quieren quedar fuera del negocio. El texto responde a una estructura peculiar, pero muy consciente de sus intenciones. Se trata de un inicio y un final que sostienen la historia, uno como frenético punto de partida y el otro como clímax abrumador, para poder permitirse un giro largo e intimista que resta presión, deja hablar los personajes y hace fluir su verdadero mundo interior. Esto provoca un cierto estancamiento narrativo y algunas repeticiones temáticas. Pero Mamet sabe perfectamente lo que hace y convence absolutamente con su último tramo.

La versión dirigida por Julio Manrique potencia el homenaje a la época (con una música y unas proyecciones muy acertadas), el ritmo y la naturalidad de los diálogos. Su compenetración con David Selvas es total y juntos consiguen llevar muy lejos el montaje y evitar que se hunda en algunas de sus divagaciones. Aparte de esto, quizás la propuesta original nos puede parecer ahora un poco pasada de moda pero Manrique tiene criterio y buen gusto y ha sabido crearle un adecuado envoltorio de nostalgia que nos hace olvidar su cuestionable actualidad.

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