Pau Miró es quizás uno de los veteranos dentro de lo que se llama la nueva dramaturgia catalana, y no tanto por su edad sino porque desde su primer texto se convirtió en una voz propia y reconocida dentro del ámbito teatral. Han pasado años y muchas obras, algunas de ellas más exitosas que otras, pero en Un tret al cap se nota una madurez temática y expositiva que presagia grandes textos en un futuro muy próximo. A partir de la historia de tres mujeres con un presente complicado, se analizan temas como la ética periodística y también la ética que ejercemos en nuestras vidas privadas, llena de autocensuras y conversaciones aparcadas. Es cierto que la obra tiene varias partes, pero creo que la estructura está muy medida y resulta efectiva para darnos lo que el autor quiere en cada momento. En este sentido, cabe decir que partimos de pequeños monólogos que nos llevan a una parte expositiva más larga, donde el conflicto queda perfectamente explicado. Pero también tenemos algún flashback y un par de epílogos separados que cierran con mano experta una historia que va del interés general a un interés personal y privado.
El gran mérito de la dirección, también de Miró, es la gran credibilidad que desprenden el espacio y los personajes, aunque algún giro de la trama se lo ponga un poco difícil. También es mérito, claro, de las tres actrices elegidas. Emma Vilarasau trabaja muy bien con Miró (ya habían coincidido en Victoria la temporada pasada) y demuestra que cuando controla sus personajes todo resulta más efectivo. A Mar Ulldemolins le toca bailar con el personaje más antipático, pero sale bastante airosa… como casi siempre. Y por último, mencionar a Imma Colomer, que con un personaje emotivo y cálido como el suyo ha recibido muchos elogios, y seguramente también recibirá premios y una cantidad extra de aplausos. Vuelven en septiembre …
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