Y hoy lo he notado con este Ibsen, y quizás lo he percibido porque me ha chirriado la escenografía moderna frente al texto «anticuado». Pienso que un doctor Stockmann vestido con redingote y con aquellas patillas-barba exageradas de la época, me habría convencido más; todo pasado al siglo XIX. Y reconozco que el montaje lo han hecho cómo cuando había pasta: escenario a toda anchura, 15 actores, agua corriente por la escena, seguimiento videográfico… Nadie lo ha hecho mal, pero tampoco ha destacado nadie, pienso por este desacoplamiento de la puesta en escena y el que es la obra. La escena de la asamblea con los aldeanos, la he encontrado pesada y larga. Aún así mucha gente ha opinado el contrario a juzgar por los aplausos y los gritos de bravo.
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