Un Ibsen brillante en una versión magnética

Un enemic del poble

Un enemic del poble
01/06/2015

La obra más conocida de Ibsen, un canto a la libertad de pensamiento y al individualismo, felizmente ha vuelto al Lliure en una versión y un montaje colosales que firman Miguel del Arco y Juan Mayorga. Prácticamente todo es igual que la temporada pasada, salvo que el personaje de Hovstad no lo encarna Pablo Derqui sino Santi Ricart. El texto es brillante, valiente, está lleno de significado y tiene una gran vigencia, que cuestiona la cultura de masas.

El doctor Stockmann ha descubierto que las aguas del balneario que se vende como fuente de salud están contaminadas. Pero esto atenta en contra de los intereses de los poderes fácticos, el político, el económico y el mediático, que deciden desmentir al doctor y aniquilarlo ante el pueblo. La obra plantea muchos niveles de lectura, desde el estrictamente político hasta el más filosófico, la del hombre solo en contra del mundo. También plantea muchos interrogantes: ¿un hombre solo puede arrogarse la verdad y despreciar al pueblo? ¿La masa de la gente es amorfa y sin criterio propio? Ibsen plantea dudas, pero su posición no es neutral, sino que se sitúa claramente de lado de Stockmann, el hombre que, como una Casandra moderna, sabe la verdad pero nadie le cree y lo tildan de impostor, de enemigo del pueblo.

En este montaje espectacular dominado por el agua y por el color gris, Miguel del Arco dirige a quince actores magníficos encabezados por un Pere Arquillué espléndido que se deja la piel para dar vida a este personaje magnético y fascinante que es el doctor Stockmann. No es ningún visionario, sino un hombre racional que tiene que enfrentarse a la credulidad de la masa que no quiere ver la verdad. Un enemic del poble es realmente impactante por el texto de Ibsen-Mayorga y por la fabulosa interpretación de Pere Arquillué y el resto de actores.

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